Cuando se
utiliza el lenguaje como herramienta para escribir sobre el cooperativismo
nunca están de más las palabras para explicitarlo dejando bien claro los conceptos
que lo definen, esto a sido así durante la historia presionada desde siempre
por el individualismo cavernícola exacerbado por el yo absoluto en total
desprecio del nosotros colectivo como sociedad negando a veces hasta la
familia.
En lo anteriormente escrito muchas
veces nombramos la palabra historia
para usarla como antecedentes ilustrados que de pié a hechos fundacionales en
procesos populares, que se mantienen vivos y presentes pero no analizamos que a pasado luego por el paso de los años,
equivocándonos en el antes pero si por
el después, por eso la historia tiene vericuetos que dejan de ser historia en
los hechos, porque el tiempo siempre es y será fiel testigo que acompañe la memoria colectiva de la
humanidad.
Esa memoria nos dice que esos ciudadanos que entronizaron a los Pioneros de Rochdale para la defensa
de los que menos tienen felizmente aún existe, por que si bien no los pudo
devorar la globalidad siguen
siendo actores de solo una parte en
este mundo de hoy; pero ese cooperativismo que soñaron ellos acuño muchas
vertientes incorporando otras ideas,
otros mensajeros y para colmo de males piensan distinto, porque advirtieron que
el esfuerzo solidario y la ayuda mutua se puede usar también para desarrollar
la riqueza y el poder, convirtiendo esa cooperación de la solidaridad y la
ayuda mutua en una corporación para beneficio de aquellos que más tienen en la sociedad, por eso hacen
falta muchas palabras para explicarlo dado
todo lo que se piensa del cooperativismo, si hacemos un paneo global
sobre el tema podemos encontrarnos con
muchas sorpresas que habrá que explicarlas para saber como son las
cosas.
Si bien el mundo cooperativo esta
respaldado en la Alianza Cooperativa internacional, no es todo oro lo que
reluce en sus arcas, porque allí hay cooperativismo verdadero pero también
seudo cooperativismo que solo se asienta en el emblema de los dos pinos; porque
la ACI también tiene su historia de cuando en determinado momento casi vende su
alma al diablo.
El congreso de la ACI de 1992, que
se realizó en Japón discutió sobre la necesidad de incorporar además del
capital social de la membresía, capital rentado ajeno para facilitar su
operatoria, felizmente eso no cuajo porque
la mayoría de asistentes, incluso el Vice Presidente de la Alianza que representaba a la Unión Soviética en
el mismo congreso dijeron que no .
Como verán no se pudo lograr eso en un congreso, pero
muchas de las grandes cooperativas afiliadas buscaron la salida por la tangente
de la aventura financiera, en vez del servicio ahora están indirectamente vinculados en alguna “asociación” o relación
indirecta con el capital privado y
la ACI las acepta y hace mutis por el foro para no saberlo.
Los responsables de esa “magna”
institución también cuecen habas.
Por eso decimos que si no hay una
revisión seria en el desarrollo de la figura cooperativa que contemple con más
claridad y porque no seriedad, esos conceptos altruistas de la solidaridad
jamás podrá circunscribirse con la esencia pura de esa palabra que tanto bien hizo dentro de la sociedad en
tantos años: Cooperación.
Segundo Camuratti