martes, 18 de diciembre de 2012

Saludos de fin de año


Estamos llegando a fin de año y se hace indispensable saludar a nuestros seguidores y a todos aquellos que, posiblemente desde el anonimato de la lectura nos acompañan, y que de vez en cuando nos comentan sobre lo que estuvimos escribiendo todos estos meses tratando de encausar lo que honestamente pensamos y entendemos, sobre lo que debería ser el cooperativismo en Argentina.
Siempre hicimos gala del contexto que actúa como soporte institucional de la cooperativa: El andamiaje con el cual esta se debe construir para seguir siendo fiel a los principios que le dan vida.
Creemos haber respondido a ese pensamiento con lealtad tratando de enhebrar con la sencillez de las agujas que tejen las simples cosas, y en el lenguaje cotidiano que hace a la esencia de algo tan importante como la cooperación.
En el nuevo año que se avecina, 2013, seguiremos con la predica constante de la gota de agua que orada la piedra tratando de que “El año Internacional de las Cooperativas”, promulgado por la Alianza Cooperativa Internacional para el año 2012 y ya finalizando, sirva como un avance y como colofón para la continuidad de un movimiento en desarrollo permanente al servicio del país y de la gente.
Para nuestros consecuentes seguidores y a todos aquellos que nos acompañan les decimos levantando la copa del brindis:

“FELIZ AÑO NUEVO, 2013”

Segundo Camuratti

 

sábado, 15 de diciembre de 2012

Preocupación por la educación cooperativa


Quienes asumimos difundir al cooperativismo en función de carga pública por el convencimiento de sus virtudes y principios, creemos que la despreocupación del sector sobre el tema marca  líneas exasperantes que rondan la certeza del mentís permanente de muchos años a esta parte.
No se diferencia en mucho sobre este pensamiento las resoluciones finales del  Congreso Argentino de la Cooperación celebrado en la ciudad de Rosario entre los días  6 y 7 del mes de setiembre.
Creíamos que el congreso reuniría al movimiento cooperativo argentino, nunca una parte de el arrogándose aunque sin decirlo la representación de quienes no participaron.
Cerrando ya el año, a casi un cuatrimestre del congreso, solo se tiene la declaración al final del mismo, ambigua por cierto, de las generalidades de rigor donde en ninguna parte se plantea la necesidad de la integración de las distintas federaciones que integran el movimiento cooperativo argentino, en una expresión máxima de  hegemonía de dos entidades que pretenden polarizar la orientación del movimiento.
Siempre sostuvimos y lo seguiremos haciendo, sobre la necesidad que el cooperativismo tiene de la aplicación en la escuela publica de la enseñanza del cooperativismo como materia principista en la formación del individuo, para generar los cambios culturales que se debe la sociedad para transformar la cultura y el dogmatismo de la individualidad.
No basta con dirigirse en el mensaje  a los docentes para hacer un racconto de las leyes habidas y por haber sobre la educación cooperativa aprobadas, ya sabidas hasta de memoria, pero nunca aplicadas como corresponde; ese mensaje debía haberse dirigido directamente a los responsables de la desidia en aplicar las leyes que dictan las cámaras legislativas en su función.
Como tenemos a pesar de los años memoria, recordamos la frase  que supo decir  un importante ex presidente del país   ante el tratamiento de algún tema álgido: formen una comisión si quieren que no se haga nada.
¿No pasará lo mismo con la Red Nacional de Parlamentarios Cooperativistasrecientemente constituida,  tendrán quórum cuando tengan que resolver algo importante o complicado?

Segundo Camuratti

 

sábado, 8 de diciembre de 2012

La educación cooperativa en las escuelas 2da Parte


Se confunde cuando desde el imaginario colectivo se incorpora  la visión del cooperativismo como una asociación gremial de un sector de la sociedad y lo confunde como un hecho común; sin tener presente que ello significa desviar el eje del entramado social que lo compone, porque los cooperadores van por más al anhelar construir una nueva sociedad con auténticos valores solidarios que vertebren una equitativa distribución de la riqueza, para  construir  un mundo más igualitario y fraterno.
La educación y especialmente la educación cooperativa, nutre y despierta en el ser humano valores que contribuyen en buena medida a ir formando conciencia en las personas de que el individualismo como esencia, engendra el aislamiento  conduciéndolo  por un estrecho corredor que lo lleva  a separarse  del universo en que vive.
No es pecar de soberbia el pretender esto que decimos, es solo despertar desde lo cognitivo la conciencia del sujeto, para que entienda que  la exaltación  del individuo es solo el producto de los resultados de acertar en las circunstancias que transmiten acciones que llevan a la persona humana, como factor social, a disponer de herramientas para conseguir un mejor sistema de vida.
El mundo cambia y el movimiento cooperativo debe hacer todos los esfuerzos por crecer, madurar, incorporar los mejores avances de la ciencia, la tecnología, y el pensamiento social. Pero lo que no debe cambiar en el cooperativismo es esa razón de ser de su existencia que son los servicios al asociado, la gente, y el pueblo como comunidad; mientras estos estamentos sociales no mejoren como sociedad, tampoco podrá avanzar la cooperación
Sabemos desde siempre que debemos concientizar a los asociados de  las cooperativas, en el sentido de que estas,  deben ser instrumentos de transformación social, llevando su accionar junto con otros movimientos  que también reivindican la necesidad de modificar el injusto sistema actual individualista por otro más colectivo y solidario.
Si tenemos en cuenta esto vamos a llegar a la conclusión de la imperiosa necesidad de que sin la educación cooperativa mediante, vamos a tener  solo cooperadores   estancados  por la práctica rutinaria del trabajo cotidiano  sin perspectivas de futuro.
En cambio distintos serán los cooperadores instruidos como seres  pensantes que estén consustanciados teóricamente con las pautas éticas que fijan los principios que norman a la cooperación, desarrollando  el sentir colectivo y solidario.
Por lo tanto, aquellos educadores que logren trasmitir con su tarea compenetrados en el conocimiento detallado, exacto y real de la esencia y la importancia de la cooperación para el desarrollo de la humanidad, dentro de un mundo cambiante en la búsqueda  permanente de distanciarse de la globalización amorfa que pretende clonar el universo humano, se convierten en genuinos formadores de conciencia para modelar un  nuevo sujeto solidario.

Segundo Camuratti

 

 

lunes, 3 de diciembre de 2012

Legislaciones incumplidas


Acerca del Cooperativismo Escolar

La enseñanza del cooperativismo en las escuelas ha sido un anhelo histórico en nuestro país que no ha logrado todavía concretarse en su cabal pretensión, salvo casos aislados que responden a esfuerzos personales o institucionales especiales, pero no a una sistematización generalizada, eficiente y sostenida en el tiempo.
Si bien existe el consenso de la afinidad en el marco axiológico del cooperativismo y del Sistema Educativo Argentino, y se reconoce las cualidades formativas y pedagógicas de la práctica cooperativa a través del ejercicio de sus principios y su modelo de gestión democrática, no se ha logrado resolver la problemática de la formación de recursos humanos que puedan hacerse cargo de las inclusiones curriculares necesarias en todos los niveles académicos.
Ya la Ley Nacional de Educación Común N°1420 sancionada en 1884, adelantándose a su época, estableció entre las atribuciones y deberes del Consejo Nacional de Educación: Promover y auxiliar la formación de bibliotecas populares y de maestros, lo mismo que la de asociaciones y publicaciones cooperativas de la educación común (art.57.inc18). Además señaló entre las funciones de cada Consejo Escolar de distrito: promover, por los medios que crea conveniente, la fundación de sociedades cooperativas de la educación y de las bibliotecas populares del distrito (art.42 inc 4°).
Tras antecedentes legislativos provinciales (por ejemplo en la Provincia de Buenos Aires la Ley 5111 de 1946 dispone la enseñanza obligatoria de la cooperación en las escuelas oficiales o particulares, la capacitación del personal docente y la creación de cooperativas escolares) a nivel nacional se logró el 30 de octubre de 1964 la sanción de la importante Ley de Educación Cooperativa N°16.583, que declara de alto interés nacional la enseñanza de los principios del cooperativismo(art.1°). Esta Ley tuvo dos reglamentaciones, la última fue el Decreto N° 2.176 de 1986 con el que se pretendió dar impulso a una norma con más de un cuarto de siglo de sanción.
Los esfuerzos fueron arduos, y los resultados no han sido acordes a ellos. Casi 20 años después se sanciona el Decreto 1171/2003 que actualmente constituye el régimen legal que dispone el objetivo del Estado por dar cumplimiento a esta necesidad de que el cooperativismo sea un contenido teórico práctico en los planes de enseñanza.
Necesidad cuya conciencia de su existencia, como vimos es centenaria, y compartida desde las órbitas del Sistema Educativo y del Movimiento Cooperativo argentinos. Los considerandos y el articulado del Decreto 1171/2003 sintetiza lo que hemos venido exponiendo.

Muy pocas propuestas están implantadas en este momento en las escuelas del país.

 

lunes, 26 de noviembre de 2012

La educación cooperativa en las escuelas 1° Parte

No cabe ninguna duda que el tiempo pasa y todo sigue igual como era entonces;  hay leyes que pareciera que nunca serán puestas en marcha en un país que años ha sonaba y soñaba con pertenecer al primer mundo; y hoy sin embargo corremos el riesgo de ignorar concretamente cual es,  en importancia a ciencia cierta, la  categoría en que militamos.
De ser el faro del cooperativismo independiente en el desarrollo de la actividad cooperativa en Latinoamérica,  que ostentaba  nuestro país en el siglo pasado, tal cual como  sigue actualmente puede trasformarse con el paso del tiempo solo en un farol carrero alimentado a kerosene bamboleándose en el eje de alguna carreta.
Nuestra Latinoamérica, de la misma manera que  registra el avance de la política cambiando la orientación de los regimenes liberales o conservadores por otros progresistas, van arrojando por la borda el lastre del exacerbado  individualismo a que estaban expuestos, y muestran evidencias de como el cooperativismo amplia su desarrollo de manera constante acompañado por el puntal  progresivo de la enseñanza de la educación cooperativa en las escuelas, desde los jardines de infantes a través de lo lúdico  y  llegando inclusive hasta los cursos superiores.
En tanto el letargo político militante de nuestro país no despierta con la misma premura que  debiera hacerlo;  el cooperativismo  aun sigue  en la incubadora a la espera de quienes, con sentido solidario  se despojen  del interés individual y asuman el papel protagónico del sentir colectivo.
La importancia y el respeto de la educación cooperativa debe ser la base de sustento del modelo cooperativo en todas sus instancias, so pena de que se lleve por mal camino a las  cooperativas, provocando el desprestigio de entidades solidarias  que son  rectoras por el ejemplo de su conducta dentro de la sociedad al brindar servicios sin fines de lucro  beneficiando con ellos a su membresía.
Está claro que las dificultades que tiene el ser humano en su vida no se resuelven por si solas, deviene además del grado de inteligencia que aporten las personas por si mismas a través de su ego y del aprendizaje al capacitarse por la educación que reciba; es decir el sujeto no es, se hace.
Es por eso que para construir un individuo solidario no alcanza solo el ejemplo sino también la educación que le incorpore los factores de la ayuda mutua y las cinco palabras que llevan a institucionalizar con fuerza el acto solidario de la preocupación por la comunidad.
Segundo Camuratti

 

 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Algo de historia


Posiblemente  el paso del tiempo corra más velozmente de lo que querríamos, pero  hay que aceptarlo porque por otra parte tampoco existe la posibilidad de no hacerlo;  pero lo que no podemos ni debemos hacer es ignorar los hechos acontecidos en su transcurso.
Solemos leer algunos artículos sobre la cooperación, que analizan tangencialmente el comportamiento que ésta adquiere a través  de parámetros que no se condicen con  la realidad, llevando por ello a confundir el centro de la cuestión.
Por la tanto, cuando tenemos que hablar sobre la cooperación, nada mejor que examinar de donde surgieron los elementos propios que le fueron dando vida, y la ubicaron dentro de la sociedad con la presencia que hoy tiene y las distintas corrientes que la componen.
Como toda propuesta creación del o los individuos por si, cuando ponen ideas con objetivos direccionados a construir determinados hechos, estos casi nunca han logrado conservar el contexto inicial ni la unidad de criterios sobre el fin de lo se pretendía concretar, pero abrieron la puerta para avanzar en el progreso de la humanidad.
En consecuencia para hablar de cooperativismo no podemos partir de una foto o de acontecimientos producidos en determina época, que si bien pueden marcar a fuego un momento en el punto de partida de un modelo, en este caso social, no significaron por si la primera semilla germinada.
La mayoría de quienes  trataron  y siguen aun hoy tratando los orígenes de la cooperación parten, si se quiere entender, del hecho gestado por  los Pioneros de Rochdale en 1844.
Pero para ser honestos con la historia debemos retroceder en el análisis a tiempos  anteriores a lo sucedido en Rochdale, allí nos vamos a encontrar que la cooperación fue aplicada, tal vez con distinto éxito, es cierto, pero con las mismas intenciones, por generaciones previas a esa fecha.
Más aún, podríamos decir que siempre existió, de manera inmanente en menor o mayor medida en la humanidad.
Posiblemente por ello, no se tiene en cuenta que hubo otros actores importantes en la historia de la cooperación, que merecen ser considerados en esta etapa que pretendemos tramitar, que no aspira  a cumplir de ninguna manera un papel revisionista, pero si aportar hechos que nos acerquen a las fuentes en la búsqueda de los orígenes de la cooperación.
La dura condición de vida implantada por la revolución industrial en el siglo XVlll y la gran injusticia social que aportó impulso y cambios en la sociedad  estimulando una nueva forma de pensamiento igualitario, encarnado y difundido de alguna manera por aquellos que en determinado momento fueron denominados como socialistas utópicos, basados en el libro escrito por Tomas MoroLa utopía.
Llamados así por su romanticismo e idealismo, concebían una sociedad perfecta de la cual debían participar todos los hombres y mujeres sin excepción, donde el humanismo, lo moral, lo ético y la solidaridad fuesen el modelo, agregando a esto como esencial la necesidad de la propiedad común.
En estos claros conceptos podemos encontrar las bases sustentables de la cooperación. Bueno es tener en cuenta, que uno de los ganados por las influencias de esta corriente europea fue Esteban Echeverria,  (1) quien las trajo a nuestro país alrededor  de 1830.

Segundo Camuratti

(1) Esteban Echeverria 1805-1851.  Escritor y poeta Argentino, que introdujo el romanticismo en el país.  Autor de obras tales como  Dogma Socialista, La Cautiva y  El Matadero entre otras.

  

 

 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Para construir el porvenir


La identidad cooperativa, sus principios y valores junto a los logros y experiencias acumuladas por el movimiento solidario que la encarna a través de tantos años, son una vertiente esencial de ese fermento incontenible que prepara el porvenir y trasciende su especifica actividad adoptando, de una vez y para siempre, un doble carácter: por un lado como empresa y por otro, como organización social preocupada por los intereses de la comunidad que forma parte.
Este doble carácter ce las cooperativas, como empresas no lucrativas y como movimiento social, debe incidir por la experiencia lograda para encontrar salidas adecuadas a las necesidades de la sociedad.
La tarea apasionante que la convoca es de una dimensión gigantesca por sus implicancias, porque al igual que los precursores de la cooperación, el anhelo de de transformar la realidad cuando esta es injusta.
Que hace falta para lograrlo? Ante todo, la convicción de que es necesario y posible. Y a partir de allí, trabajar cotidianamente para hilvanar los retazos dispersos del llamado campo  popular que aun carece de proyectos comunes propios.
Lo primario es la batalla cultural por una nueva cultura solidaria y por incorporar un pensamiento crítico que desarrolle conciencia de que no es inevitable el destino de la decadencia y el sometimiento de la sociedad al arbitrio del poder dominante de turno.
Y especialmente, que la construcción de ese proyecto superador  demanda un poder político convencido de ser capaz de hacerlo realidad y sustentarlo en el tiempo que sea necesario con unidad de criterio y constancia en la tarea.
La cooperación a dado siempre muestras concretas de su aptitud para aunar voluntades y orientar positivamente a su membresía en base a un conjunto pequeño y sencillo de principios rectores; democracia, participación, educación solidaria y preocupación por la comunidad, teniendo presente además que hace un aporte para  resolver los problemas de un mundo en crisis.
La humanidad toda enfrenta desafíos sin precedentes, cuya solución o persistencia involucra a las generaciones presentes y futuras. Se trata de una encrucijada  que plantea peligros de extrema gravedad, pero también ofrece la oportunidad de cimentar las bases para un profundo cambio civilizatorio.
En primer término urge instalar en el centro de la agenda internacional una estrategia de paz justa y duradera, sin hegemonías de ninguna naturaleza, tanto para detener los conflictos en curso, como para  terminar o prevenir enfrentamientos entre los pueblos.
Es imprescindible garantizar el cumplimiento y el goce pleno de todos los derechos humanos, incluyendo los económicos, sociales y culturales y entre ellos, uno igualmente esencial aunque no figure en los textos oficiales: el derecho a creer en las utopías que se convertirán en realidad gracias a la lucha y al esfuerzo mancomunado de millones de hombres y mujeres en todos los continentes, en cada región y aun en los espacios de convivencia cotidiana.

Segundo Camuratti

 

 

 

domingo, 21 de octubre de 2012

Pensando el cooperativismo


Entendemos que a esta altura del año a llegado el momento de reflexionar sobre algunos temas referentes al cooperativismo argentino, que asemeja estar instalado en una meseta casi estática que le impide avanzar como  lo debería hacer, todo movimiento que se precie de ser un componente importante y necesario en la vida de todo país.
Manifestar como ejemplo de la construcción cooperativa una razón de ser, puede ser el incentivo más importante a exhibir por las realizaciones cooperativas, demostrativo de que las entidades nacidas en la necesidad de cubrir espacios vacíos de la sociedad con solidaridad y ayuda mutua teniendo como base la autogestión, pueden avanzar demoliendo uno de los pilares sostenedores de las estructuras del capitalismo; la intermediación parasitaria y la exclusión social.
Sería muy bueno tener en cuenta  lo que vulgarmente se dice  que para muestra basta un botón; lo que pretendemos  reflejar con esto son las muchas entidades privadas caídas en la marcha de su actividad por las políticas de libre mercado, que renacieron como el ave fénix de sus cenizas por la gestión de sus trabajadores, que se dieron a la tarea de reflotar esos emprendimientos y hoy integrados en la economía social como cooperativas resuelven la inclusión y dinamizan la economía.
El tesón de su empeño los llevó a conseguir un encuadramiento laboral que los pone a cubierto de la voracidad capitalista que pretendía reconquistar sin costos lo que ellos mismos destruyeron.
Nada se consigue sin esfuerzo, mas aún si ese esfuerzo es colectivo porque lleva inmerso el acto solidario de dar para recibir, demostrativo de lo que se puede hacer cuando se está convencido de lo que se hace.
Lo queríamos dar como ejemplo de la vigencia subjetiva de la cooperación para levantar los ánimos; la cooperación no se puede  caer nunca mientras la persona humana no se agote como un fin en si mismo, abandonando el habito de pensar.
Por eso se hace necesario un llamado de atención en la etapa  que transitamos, para que los dirigentes políticos y sociales de todos los sectores dejen sus desencuentros personales, y pongan en uso sus facultades mentales  comenzando a pensar en positivo por sobre las reminiscencias vulgares de antaño y  sus propias pretensiones,  para acordar un país respetando las diversidades teniendo presente que este se hace entre todos sino no se hace.

Segundo Camuratti 

lunes, 8 de octubre de 2012

Luego de la tempestad, la calma


Nunca hemos sido proclives a ejercer el apresuramiento cuando los temas son importantes y transcienden al marco colectivo del andamiaje social, como es la cooperación en las distintas vertientes que pululan en nuestro país.
Es por eso, que ante el suceso acaecido por el Congreso Argentino de las Cooperativas celebrado en la ciudad de Rosario en el mes de setiembre, hicimos un compás de espera para pronunciarnos sobre el tema que es de envergadura, y por lo tanto, es indispensable decantar las fuentes para ver o conocer lo que queda de ello.
Esto es necesario porque veníamos reclamando de largo tiempo a esta parte el no cumplimento de los compromisos tomados por las mismas entidades que asumieron nuevamente la responsabilidad de llevar adelante el Congreso; luego de haber fracasado ampliamente en el compromiso contraído con las declaraciones efectuadas al concluir  en el año 2004 el anterior congreso.
Tal vez se podrá argumentar con razón, que las personas no son las mismas, pero las entidades si son las mismas; por lo tanto están obligados los continuadores de las mismas a dar cuenta de los errores,(u horrores que no es lo mismo) cometidos y quienes los hicieron.
Dentro del movimiento cooperativo argentino debe existir continuidad,  responsabilidad y  rendición de cuentas de los dirigentes por  las políticas que se aplican, y más aun si el hecho le cabe a entidades  que por ser de tercer grado agravan por su envergadura en mayor medida los acontecimientos al dejarlos pasar ignorándolos.
Lo  peor que le puede suceder al cooperativismo argentino es perder credibilidad ante la sociedad, porque su principal capital  es la confianza de ella en  sus dirigentes; si eso se pierde lo demás puede contabilizarse  en la jerga popular como todo verso.
La nueva etapa del congreso además del diagnostico de situación tiene que avanzar en militar, en tiempo y forma, todo lo planteado en la declaración del mismo para llevarlo a cabo, para que lo que se dice no se transforme en una edulcorada expresión de deseos  que después duerma el sueño perenne de los justos.
Cuando se publiquen todas las declaraciones del Congreso Argentino de las Cooperativas y luego de nuestro análisis, haremos las consideraciones necesarias sobre el tema para colaborar con el halago o la crítica constructiva,  al avance del movimiento cooperativo argentino.
Segundo Camuratti

martes, 2 de octubre de 2012

Homenaje a Floreal Gorini


Es imposible para quienes fuimos sus discípulos dejar pasar el 8° aniversario de su fallecimiento, (03/10/2004), sin rendirle el justo homenaje que se merece por su trayectoria en la vida, y por todas las semillas que sembró en  aquellos lugares por los que transitó, especialmente en el movimiento cooperativo y además en lo político, en su tarea dedicada siempre a favorecer a los más que menos tienen en la búsqueda de sistemas de vida que enaltezcan a la persona humana, y lo hacemos convencidos a pesar que algunos pseudos cooperativistas lo silencien por conveniencias propias.
El tiempo pasa inexorablemente pero cada día que transcurre nos afirma más en el convencimiento que la figura de Floreal nos acompaña de manera permanente en nuestra búsqueda de un país mejor, de un mundo mejor, donde el individuo como persona sea el eje central de la interpretación de un pensamiento, que el mantenía inalterable a través del tiempo como figura conductora, y que se basaba en el cambio que debía producir la sociedad, para lograr una sociedad perfecta de la cual debían participar todos los  hombres y mujeres sin excepción, donde el humanismo, lo moral, lo ético y la solidaridad fuesen el modelo, base sustentable de ese nuevo paradigma. 
Sobre las cooperativas decía con vehemencia; Es importante administrar bien la cooperativa, forma parte de la cultura la buena administración, la honesta y transparente administración.
Fomentar la participación de los asociados en la gestión y el gobierno de la cooperativa. Mostrar la cooperación como otro sistema de gestión de la economía, donde democracia y eficiencia son compatibles.
La solidaridad, uno de los pilares fundamentales del cooperativismo, se ha convertido en una de las herramientas más potentes para el cambio de una  actitud refractaria del mundo individualista y egoísta que nos quieren imponer.”
Tres párrafos claros muestran como era su pensamiento sobre la cooperación pero siempre dio por supuesto que la idea sola no alcanzaba, esa idea debía de ir acompañada con trabajo y a ese trabajo  volcó el esfuerzo de toda una vida para que el anhelo se plasmase en realidad. 
La importancia radica cuando ese pensamiento no solo se utiliza para transitar la vida, sino se convierte en herramienta fundamental y faro, para guiar y transmitir hacia el imaginario colectivo, lineamientos con alto contenido humanitario en beneficio de la sociedad en su conjunto
De la misma manera que con ladrillo tras ladrillo se levanta una casa, con idea tras idea supo delinear un pensamiento, que edificó la importancia que este conlleva en la construcción de la coherencia humana y política, que constituye el ejemplo en el modo de vivir de las personas, y eso trasunta al valor que tiene el significado de vivir como se piensa
Como todos los años pasados quisimos extraer de sus escritos parte de los mensajes que con el pasar del tiempo no han perdido vigencia, y la seguirán teniendo por tiempo indefinido  porque han pasado a formar parte del legado que sus enseñanzas nos dejaron como guía y con ellos estaremos construyendo el recuerdo inolvidable de su persona; como colofón dejamos cosas para pensar escritas por Floreal: 
“Nadie puede pronosticar los años que faltan para llegar a la sociedad realmente humana, pero ya el solo hecho de estar en el camino de la lucha para lograrlo hace a nuestra dignidad…” Floreal Gorini. 

Segundo Camuratti

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Cercanos a fin de año


 

A la vista ya del fin de año se hace necesario e importante elaborar un análisis sobre la situación y las perspectivas del movimiento cooperativo y es nuestro deber hacerlo. Estamos observando la existencia de una revalorización, desde hace un tiempo si se quiere prolongado, del cooperativismo.
Desde  las organizaciones sociales y desde la sociedad misma se expresa también el reconocimiento y la importancia adquirida por la economía social y solidaria.
Entendemos que ha dejado de ser cosa rara en el ideario colectivo, el tema de la cooperación y de la economía social. Esto ha sido producto, probablemente, de la sucesión de crisis que ha sufrido nuestro país y de la capacidad de respuesta que ha demostrado el sector de la economía solidaria.
La expansión del concepto y su concepción altruista constituye una oportunidad y una amenaza al mismo tiempo, que nos faculta a pensar que ésta debe bregar para cumplir un rol positivo y activo dentro del movimiento cooperativo en su accionar, pero además, cuidar para que el sector no sea utilizado como una herramienta de explotación o evasión, o que al mismo tiempo sirva solo para amortiguar el conflicto social.
Integrantes de la sociedad e inmersos en ella, los cooperadores deben esforzarse por instalar en la conciencia cooperativa el factor determinante que conlleve a producir un cambio cultural de transformación social.
Es por ello, que el solo hecho de estar vinculados al servicio de esa sociedad que mencionamos, los cooperadores estamos habilitados para opinar con autoridad, sobre los aciertos y los errores que se generan en la conducción del país en todos los niveles de dirección y ofrecer propuestas concretas para atacar los problemas que de una u otra forma, afectan a vastos sectores de la sociedad.
Haciendo nuestro el principio fundamental que esgrime la cooperación, el interés por la comunidad, nos llevó siempre la necesidad de involucrarnos y hacer frente desde las ideas, cosa esencial, a los problemas sociales relacionados con los aún altos índices de pobreza e indigencia, la extrema desigualdad, las diversas formas de discriminación y la exclusión social que muchos pretenden ignorar con índices disfrazados.
Las cooperativas han demostrado ser actores imprescindibles en la construcción de alternativas que lleven a los países a lograr equilibrios sociales que nos conduzcan a una más equitativa distribución de la riqueza.
El doble carácter de la cooperativa, entendidos estos como empresa eficiente y movimiento social, nos permite analizar y entender desde el punto de vista de la solidaridad, que otro modelo de país más solidario es posible.
Por lo tanto los cooperadores en nombre de su adhesión implícita en el devenir cooperativo, tiene y está en condiciones de desarrollar proyectos destinados a promover una estrategia de cambios esenciales, inspirados en los valores de la solidaridad, la justicia y la democracia, en la búsqueda de una proyección que permita construir una Argentina capaz de garantizar la justicia social para todos, a través de una equitativa distribución de los ingresos que asegure una vida digna para el conjunto de la población.
En concreto, se trata de asegurar la alimentación, el trabajo decente, la salud, la educación y la vivienda para todos que no es poca cosa.
Al mismo tiempo, es clave para el presente y el futuro del país el ejercicio pleno de la soberanía en todos los niveles, para insertarnos en el mundo contemporáneo a partir de una estrategia verdaderamente patriótica, con independencia y dignidad.
Este es, en principio, el escenario en el cual nos encontramos y frente al cual, como individuos preocupados por la sociedad, debemos intensificar nuestra creatividad y el protagonismo desde la cooperación con el consenso de la sociedad.
Las herramientas a utilizar para llevar a cabo tamaño emprendimiento son muchas y variadas, pero lo importante es lograr la alineación de todos aquellos sectores que, con unidad en la diversidad, (muy promocionada   pero no puesta en practica), estén dispuestos a poner manos a la obra y trabajar por un estadio común.
Cuando decimos unidad o integración no significa que se pretenda eliminar las diferencias para concretarla, sino reconociéndolas y respetándolas, trabajar juntos por un proyecto que debe ser común. Mientras tanto lo ideal sería el continuar embarcados en la actividad principal que es la batalla cultural; porque nada se podrá lograr si el imaginario colectivo no recobra la capacidad de memoria y el interés por pensar.
La batalla cultural nos tiene que llevar a buen puerto si la ponemos en práctica cotidianamente, porque si somos capaces de modificar la manera de pensar, si nos convencemos que el individualismo extremista y exacerbado es nocivo, y afirmamos el derecho de las personas a su individualidad en un contexto de solidaridad, fraternidad y socialización, habremos recorrido la mitad del camino para llegar al cambio cultural.

Segundo Camuratti

lunes, 10 de septiembre de 2012

Para que no haya malos entendidos


Cuando se ha transitado cerca de medio siglo dentro de un movimiento cooperativo inspirado en claros principios institucionales, se han visto y escuchado tantas cosas, que memoria de por medio, nos habilita para elaborar opiniones sobre temas que el imaginario colectivo honesto y sincero del integrante común del movimiento cooperativo debe discernir donde empieza y termina el acto solidario de la cooperación.
Jamás en su larga trayectoria de casi dos siglos el cooperativismo  admitió  las medias tintas, por eso estableció sus códigos funcionales a través de la elaboración de sus principios, que con ajustes en el tiempo para mejorarlos aun siguen vigentes.
Sabedores por experiencia que nada es eterno, que el mundo en su avance cambia modelos de vivencia y convivencias, posiblemente en alguna instancia precisa tendrá que modificar o cambiar  cosas para ajustar su funcionamiento a las necesidades humanas de ese nuevo mundo, pero nunca dejará de establecer principios claros sobre su visión y misión que no serán otras que mejorar la situación de vida de quienes se cobijen en el.
Pero lo que se vive actualmente es la realidad existente de un movimiento que aglomera en argentina 10 millones de adeptos y eso es bueno; debemos tenerlo en cuenta porque resulta un buen botín para piratas sociales que quieran apropiarse de el con fines no  confesos.
Cuando en los países florecen las dificultades, por mala praxis de los gobiernos o por los desastres de la naturaleza, algunos conductores solo pretenden salvar lo que se pueda, sin equidad ni ejercicio social; cualquier medida que permita soportar el temporal es buena, así se tergiverse lo construido.
Lo dijimos desde antaño, la cooperación no es caridad y para que esta sirva para la sociedad debe mantenerse dentro de la estructura principista que la contiene, con actitudes genuinas y colectivas, entendiendo que la principal virtud es su funcionamiento y administración  gestionada por los propios asociados, inmersos en el acto solidario de dar para recibir.
Por lo tanto no puede ni debe exigir subsidios para funcionar;  necesita leyes adecuadas para poder funcionar dentro de un determinado esquema social que respete su esencia y si llegase a necesitar apoyo del estado, estos deben ser desarrollados de acuerdo a su carácter intrínseco colectivo que pueden ser  los créditos especiales y/o promociónales como cualquier emprendimiento social y deben ser devueltos al estado  o a quien  los aporta.
Hasta ahí tenemos la figura cooperativa encuadrada en los cánones clásicos de la cooperación, que le ha dado vida y crecimiento hasta el presente.
Pero los países tienen además otras necesidades y una mirada propia sobre como resolver las situaciones generales que lo afecten en determinados momentos de la historia; especialmente la exclusión social, la indigencia, la pobreza, etc. y en su afán de resolver los problemas correspondientes al estado mezclan los tantos; en vez de incorporar nuevas ideas  copia mal las que ya tiene en esos casos   optando livianamente por aquello de “para que inventar  lo que se tiene a mano” desvirtuando la escena cambiando la cooperación por asistencialismo sin equidad.

Segundo Camuratti

 

 

 

 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Entidad de la Economía Social Parte Final


Incursionando en la historia de los acontecimientos pasados, encontramos que la  economía social aparece en escritos como proyecto de la sociedad, en tiempos contemporáneos a la instalación orgánica de la cooperación por los Pioneros de Rochdale, prácticamente en la misma década del siglo XIX, y se ha ido instalando  despaciosamente no adquiriendo nunca la proyección que logró el movimiento cooperativo.
La complejidad de su amplio contorno hace difícil, pero no imposible, determinar donde comienza y termina la economía social.  Cuando el transcurso del tiempo da por tierra con la vigencia de la conjunción economía-política,  al abrirse este enlace, consigue  que lo político solo no logre mensurar la magnitud que la economía tiene en lo social, tanto en la cantidad de personas que la integran como en el producto bruto que generan y  que aportan a la sociedad estos sectores.
El hecho de que si bien es reconocida como sector económico y social esta concebida en una diversidad de estructuras  que le han impedido asumir una identidad especifica, tal es así, que en la mayoría de los casos se entiende  como condición propia  de la  relevante figura jurídica del cooperativismo, cosa que no es así.
Por lo tanto es dable discernir que posiblemente la falta del soporte legal que encuadre esa diversidad particular sea uno de los factores que han impedido hasta el momento que sea tenida en cuenta como corresponde.
A pesar de ello podría decirse que igual lograron expandirse en un universo que trasciende las fronteras de infinidad de países adoptando múltiples facetas que en algún momento deberían ser determinadas  para que adquieran  identidad propia.
Sería bueno que por lo menos en nuestro país, quienes  están asumiendo la responsabilidad de legislar lo tengan en cuenta, analizando el tema  con elementos que numéricamente comprendan tanto lo económico  como su incidencia en lo social.
Si lo hacen van a comprobar que hay demasiados  elementos no tenidos en cuenta que pueden ser factores importantes para lograr una distinta distribución de la riqueza y una baja considerable del índice de  pobreza.
Por ser determinantes en el eslabón de la cadena que coadyuva en la tarea de inclusión de sectores marginados del sistema deberían   tener el reconocimiento por la función que cumplen en la economía respondiendo también a resolver problemas sociales y cumplir un rol fundamental en el diseño de un nuevo modelo de país, si se las sabe interpretar como motores de un sector social incluyente dentro de la sociedad, en la intención de contribuir al cambio social.
Entendemos que a llegado la hora de pensar subjetivamente que si la urgencia de lo global es importante, mas vital es lo local cuando los afectados son los sectores menos favorecidos dentro de la sociedad.
El amplio espacio que surgiendo desde la marginalidad atraviesa además el ámbito solidario de la cooperación hace imprescindible que se contemple la conexión  con el circuito público vinculado al sector de los servicios para que la ecuación cierre.
Esto permitirá establecer un sector de “Economía Social”, definido claramente como las “Empresas públicas y las solidarias”, en la creencia de que pueden cumplir un cometido significativo en los sectores estratégicos, constituyendo  una economía que se desarrolle como ariete para demoler la muralla que lleve a una mejor distribución de la riqueza, llevando al individuo a cumplir con la función que dignifica al ser humano: el trabajo, abandonando el asistencialismo.
Cuando la inteligencia y la conciencia colectiva de la política legislativa deje de lado  la parodia del no-quórum como acto público, y se dedique a trabajar conjuntamente a través del consenso por el bien del país respetando las diversidades, tendremos una ley para este sector y otras leyes necesarias que el tiempo actual exija.

Segundo Camuratti

       

 

 

jueves, 23 de agosto de 2012

La integracion horizontal de las cooperativas


El agrupamiento o integración de las cooperativas, según se de el caso, es la herramienta mas adecuada para contribuir por distintas vías a resolver necesidades particulares o conjuntas de las entidades y a la vez de la sociedad a través de solventar proyectos de desarrollo locales y también regionales en el actual sistema económico y social para mejorar los servicios y el beneficio de la membresía de las mismas.
Si partimos de la base del séptimo principio de la cooperación que incorpora el “interés por la comunidad” dentro del quehacer cooperativo, planteado por la Alianza Cooperativa Internacional en su Congreso centenario de 1995, entendemos que la actividad de la cooperativa no debería terminar resolviendo solo la necesidad de la membresía como un fin en si mismo, sino además trascender por acción o reflejo actuando por el bien común de la sociedad.
Por lo tanto debe entenderse que el factor colectivo de la cooperación como motor de desarrollo en distintas actividades, enriquece y fortalece no solo la producción de los hechos sino que colabora en la tarea de creación que necesita el ser humano para progresar en todos los niveles mejorando su calidad de vida.
Esto no es nuevo, en los Principios Cooperativos del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos aprobados por la entidad en 1.966 ya se decía: “Conciben, como objeto primordial de la cooperativa, la satisfacción de las necesidades económicas, sanitarias, educativas y culturales de sus asociados en beneficio de la comunidad”.
Entrando en el tema podemos decir que era una necesidad, porque así lo han demostrado las experiencias hasta el presente, que las cooperativas se integren verticalmente de acuerdo a las distintas ramas que las comprenden en entidades de segundo grado, para lograr y asegurar el desarrollo de la especificidad que representan a través de la economía de escala, ya sean estas propias de la actividad económica que realizan, o en defensa del régimen legal que las encuadra.
Pero la globalización por su gravitación ha instalado un nuevo escenario dentro del contexto de la economía social, con metodologías de mercado que en muchos casos distorsionan la función de las cooperativas, haciendo que esa integración vertical ya no alcance a resolver la ecuación para lo cual se constituyó.
Por lo tanto el movimiento cooperativo para sostener su presencia e incidencia dentro de la sociedad, tiene que modificar actitudes y adecuar su funcionamiento a la realidad actual sin abandonar el sentido solidario de su propuesta, incorporando tres elementos esenciales: el federalismo como instrumento ejecutor del agente colectivo; la aceptación “sine qua non” de la diversidad ideológica en sus núcleos de dirección como organismos prácticos de convivencia institucional, y la integración horizontal de las cooperativas en sus distintas ramas, permitiendo la sinergia que facilite el desarrollo conjunto de servicios que se ajusten no solo a las necesidades locales sino también al fomento regional, construyendo un sistema transversal cooperativo que conservando su pureza doctrinaria colabore en la solución de problemas, que por su importancia, trascienda a la posibilidad de alguna cooperativa en particular como tema especifico.
Esta integración horizontal no puede ni debe inquietar de ninguna manera la función de las entidades de segundo grado, sino que tiende a ampliar el espectro de complementación cooperativa que habrá de reforzar la presencia del acto solidario en los distintos ámbitos en que actúe.
Puede que estas consideraciones necesiten la apertura de un debate amplio para que puedan ser comprendidas, pero es bueno tener en cuenta que el desafío que debe enfrentar el movimiento cooperativo en esta etapa de cambios, merece el aporte de innovaciones que lo adecuen a la hora actual sin perder su esencia solidaria y su capacidad de servicio dentro del sector de la economía social.
         Segundo Camuratti