martes, 25 de junio de 2013

Como se mezclan los tantos


       Cuando se ha transitado cerca de medio siglo dentro de un movimiento cooperativo inspirado en claros principios institucionales, se han visto y escuchado tantas cosas, que memoria de por medio, nos habilita para elaborar opiniones sobre temas que el imaginario colectivo honesto y sincero del integrante común del movimiento cooperativo no puede discernir.
        Jamás en su larga trayectoria de casi dos siglos el cooperativismo  admitió  las medias tintas, por eso estableció sus códigos funcionales a través de la elaboración de sus principios, que con ajustes en el tiempo para mejorarlos aun siguen vigentes.
       Sabedores por experiencia que nada es eterno, que el mundo en su avance cambia modelos de vivencia y convivencias, posiblemente en alguna instancia precisa tendrá que modificar o cambiar  cosas para ajustar su funcionamiento a las necesidades humanas de ese nuevo mundo, pero nunca dejará de establecer principios claros sobre su visión y misión que no serán otras que mejorar la situación de vida de quienes se cobijen en el.
       Pero lo que se vive actualmente es la realidad existente de un movimiento que aglomera en argentina 10 millones de adeptos y eso es bueno; debemos tenerlo en cuenta porque resulta un buen botín para piratas sociales que quieran apropiarse de el con fines no  confesos.
Cuando en los países florecen las dificultades, por mala praxis de los gobiernos o por los desastres de la naturaleza, algunos conductores solo pretenden salvar lo que se pueda, sin equidad ni ejercicio social; cualquier medida que permita soportar el temporal es buena, así se destroce lo construido.
       Lo dijimos desde antaño, la cooperación no es caridad y para que esta sirva para la sociedad debe mantenerse dentro de la estructura principista que la contiene, con actitudes genuinas, entendiendo que la principal virtud es su funcionamiento y administración  gestionada por los propios asociados, inmersos en el acto solidario de dar para recibir.
       Por lo tanto no puede ni debe exigir subsidios para funcionar: necesita leyes adecuadas para poder funcionar dentro de un determinado esquema social que respete su esencia y si llegase a necesitar apoyo del estado, estos deben ser desarrollados de acuerdo a su carácter intrínseco colectivo que pueden ser  los créditos especiales y/o promociónales como cualquier emprendimiento social y deben ser devueltos al estado si es este  quien lo aporta.
       Hasta ahí tenemos la figura cooperativa encuadrada en los cánones clásicos de la cooperación, que le ha dado vida y crecimiento hasta el presente.
       Pero los países tienen además otras necesidades y una mirada propia sobre como resolver las situaciones generales que lo afecten en determinados momentos de la historia; especialmente la exclusión social, la indigencia, la pobreza, etc. y en su afán de resolver los problemas correspondientes del estado mezclan los tantos, en vez de incorporar nuevas ideas mal copia las que ya tiene; en esos casos se suele optar livianamente por aquello de “para que inventar  lo que se tiene a mano” desvirtuando la escena.
       Segundo Camuratti

 

 

 

 

lunes, 24 de junio de 2013

La integración horizontal de las cooperativas


El agrupamiento o integración de las cooperativas, según se de el caso, es la herramienta mas adecuada para contribuir por distintas vías a resolver necesidades particulares o conjuntas de las entidades y a la vez de la sociedad a través de solventar proyectos de desarrollo locales y también regionales en el actual sistema económico y social para mejorar los servicios y el beneficio de la membresía de las mismas.
Si partimos de la base del séptimo principio de la cooperación que incorpora el “interés por la comunidad” dentro del quehacer cooperativo, planteado por la Alianza Cooperativa Internacional en su Congreso centenario de 1995, entendemos que la actividad de la cooperativa no debería terminar resolviendo solo la necesidad de la membresía como un fin en si mismo, sino además trascender por acción o reflejo actuando por el bien común de la sociedad.
Por lo tanto debe entenderse que el factor colectivo de la cooperación como motor de desarrollo en distintas actividades, enriquece y fortalece no solo la producción de los hechos sino que colabora en la tarea de creación que necesita el ser humano para progresar en todos los niveles mejorando su calidad de vida.
Esto no es nuevo, en los Principios Cooperativos del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos aprobados por la entidad en 1.966 ya se decía: “Conciben, como objeto primordial de la cooperativa, la satisfacción de las necesidades económicas, sanitarias, educativas y culturales de sus asociados en beneficio de la comunidad”.
Entrando en el tema podemos decir que era y es una necesidad, porque así lo  demuestran las experiencias hasta el presente, que las cooperativas se integren verticalmente de acuerdo a las distintas ramas que las comprenden en entidades de segundo grado, para lograr y asegurar el desarrollo de la especificidad que representan a través de la economía de escala, ya sean estas propias de la actividad económica que realizan, o en defensa del régimen legal que las encuadra.
Pero la globalización por su gravitación ha instalado un nuevo escenario dentro del contexto de la economía social, con metodologías de mercado que en muchos casos distorsionan la función de las cooperativas, haciendo que esa integración vertical ya no alcance a resolver la ecuación para lo cual se constituyó.
Por lo tanto el movimiento cooperativo para sostener su presencia e incidencia dentro de la sociedad, tiene que modificar actitudes y adecuar su funcionamiento a la realidad actual sin abandonar el sentido solidario de su propuesta, incorporando tres elementos esenciales: el federalismo como instrumento ejecutor del agente colectivo; la aceptación “sine qua non” de la diversidad ideológica en sus núcleos de dirección como organismos prácticos de convivencia institucional, y la integración horizontal de las cooperativas entre sus distintas ramas, permitiendo la sinergia que facilite el desarrollo conjunto de servicios que se ajusten no solo a las necesidades locales sino también al fomento regional, construyendo un sistema transversal cooperativo que conservando su pureza doctrinaria colabore en la solución de problemas, que por su importancia, trascienda a la posibilidad de alguna cooperativa en particular como tema especifico.
Esta integración horizontal no puede ni debe inquietar de ninguna manera la función de las entidades de segundo grado, sino que tiende a ampliar el espectro de complementación cooperativa que habrá de reforzar la presencia del acto solidario en los distintos ámbitos en que actúe.
Puede que estas consideraciones necesiten la apertura de un debate amplio para que puedan ser comprendidas, pero es bueno tener en cuenta que el desafío que debe enfrentar el movimiento cooperativo en esta etapa de cambios, merece el aporte de innovaciones que lo adecuen a la hora actual sin perder su esencia solidaria y su capacidad de servicio dentro del sector de la economía social logrando una efectiva integración del movimiento cooperativo.

        Segundo Camuratti

martes, 11 de junio de 2013

Repensando el cooperativismo


Entendemos que a esta altura del año a llegado el momento de reflexionar sobre algunos temas referentes al cooperativismo argentino que asemeja estar instalado en una meseta estática que le impide avanzar como debería hacerlo todo movimiento que se precie de ser un componente innovador y necesario en la vida de todo país.
En instancias cercanas a acontecimientos importantes como son las elecciones a realizarse en el transcurso del año, sería interesante que el movimiento cooperativo hiciese conocer su punto de vista, sobre la situación actual en lo económico y social a los futuros gobernantes, desde la mirada de un sector comprometido con el país  que trabaja para mejorar el sistema de vida de  sectores importantes de la población. 
Hacer del ejemplo de la construcción cooperativa una razón de ser, puede ser el incentivo más importante a exhibir por las realizaciones cooperativas, demostrativo de que la entidad nacida en la necesidad de cubrir espacios vacíos con solidaridad y ayuda mutua teniendo como base la autogestión, avanza demoliendo uno de los pilares sostenedores de la estructura del capitalismo, la intermediación parasitaria y la exclusión social.
Es muy bueno tener en cuenta  aquello de que para muestra basta un botón; esta reflejado en aquellas entidades privadas caídas en la marcha de su actividad, que renacieron como el ave fénix de sus cenizas, por la gestión de sus trabajadores que se dieron a la tarea de reflotar esos emprendimientos y hoy integrados en la economía social resolvieron la inclusión y dinamizaron la economía.
Su tesón los llevó a trabajar para tratar de conseguir un encuadramiento laboral que los ponga a cubierto de la voracidad capitalista que pretende reconquistar sin costos lo que ellos destruyeron.
Nada se consigue sin esfuerzo, mas aún si ese esfuerzo es colectivo porque lleva inmerso el acto solidario de dar para recibir demostrativo de lo que se puede hacer cuando se está convencido, (sin embargo aún no se ha llegado a través de la dirigencia política), y promulgar un estadio concreto normativo que las instale definitivamente  institucionalizando a esas cooperativas legalmente, porque aún muchas andan bogando a la deriva con la soga al cuello sin una solución definitiva que las incorpore como entes legítimos y duraderos.
Lo queríamos dar como ejemplo de la vigencia de la cooperación para levantar los ánimos; la cooperación no se debe  caer nunca mientras la persona humana no se agote como un fin en si mismo abandonando el habito de pensar.
¿Le interesa a los gobernantes alentar este tipo de soluciones?, la realidad nos esta mostrando que no porque las deja de la mano de su propio destino.

      Segundo Camuratti