martes, 27 de septiembre de 2011

Entidad de la economía social Pte. final

Incursionando en la historia de los acontecimientos pasados, encontramos que la economía social aparece en escritos como proyecto de la sociedad, en tiempos contemporáneos a la instalación orgánica de la cooperación por los Pioneros de Rochdale, prácticamente en la misma década del siglo XIX, y se ha ido instalando despaciosamente no adquiriendo nunca la proyección que logró el movimiento cooperativo.

La complejidad de su amplio contorno hace difícil, pero no imposible, determinar donde comienza y termina la economía social. Cuando el transcurso del tiempo da por tierra con la vigencia de la conjunción economía-política, al abrirse este enlace, consigue que lo político solo no logre mensurar la magnitud que la economía tiene en lo social, tanto en la cantidad de personas que la integran como en el producto bruto que generan y que aportan a la sociedad estos sectores.

El hecho de que si bien es reconocida como sector económico y social esta concebida en una diversidad de estructuras que le han impedido asumir una identidad especifica, tal es así, que en la mayoría de los casos se entiende como condición propia de la relevante figura jurídica del cooperativismo, cosa que no es así.

Por lo tanto es dable discernir que posiblemente la falta del soporte legal que encuadre esa diversidad particular sea uno de los factores que han impedido hasta el momento que sea tenida en cuenta como corresponde.

A pesar de ello podría decirse que igual lograron expandirse en un universo que trasciende las fronteras de infinidad de países adoptando múltiples facetas que en algún momento deberían ser determinadas para que adquieran identidad propia.

Sería bueno que por lo menos en nuestro país, quienes están asumiendo la responsabilidad de legislar lo tengan en cuenta, analizando el tema con elementos que numéricamente comprendan tanto lo económico como su incidencia en lo social.

Si lo hacen van a comprobar que hay demasiados elementos no tenidos en cuenta que pueden ser factores importantes para lograr una distinta distribución de la riqueza y una baja considerable del índice de pobreza.

Por ser determinantes en el eslabón de la cadena que coadyuva en la tarea de inclusión de sectores marginados del sistema deberían tener el reconocimiento por la función que cumplen en la economía respondiendo también a resolver problemas sociales y cumplir un rol fundamental en el diseño de un nuevo modelo de país, si se las sabe interpretar como motores de un sector social incluyente dentro de la sociedad, en la intención de contribuir al cambio social.

Entendemos que a llegado la hora de pensar subjetivamente que si la urgencia de lo global es importante, mas vital es lo local cuando los afectados son los sectores menos favorecidos dentro de la sociedad.

El amplio espacio que surgiendo desde la marginalidad atraviesa además el ámbito solidario de la cooperación hace imprescindible que se contemple la conexión con el circuito público vinculado al sector de los servicios para que la ecuación cierre.

Esto permitirá establecer un sector de “Economía Social”, definido claramente como las “Empresas públicas y las solidarias”, en la creencia de que pueden cumplir un cometido significativo en los sectores estratégicos, constituyendo una economía que se desarrolle como ariete para demoler la muralla que lleve a una mejor distribución de la riqueza, llevando al individuo a cumplir con la función que dignifica al ser humano: el trabajo, abandonando el asistencialismo.

Cuando la inteligencia y la conciencia colectiva de la política legislativa deje de lado la parodia del no-quórum como acto público, y se dedique a trabajar conjuntamente a través del consenso por el bien del país respetando las diversidades, tendremos una ley para este sector y otras leyes necesarias que el tiempo actual exija.

Segundo Camuratti

jueves, 22 de septiembre de 2011

Entidad de la economía social Pra. parte

No es fácil deducir si alcanza la influencia y el significado del espacio que pueda llenar un artículo tratando de resumir la trascendencia que tiene la economía social en esta etapa que transita la sociedad. De cualquier manera estas cosas hay que manifestarlas cuando se está convencido que la materia es importante a tener en cuenta.

No deja de ser interesante lo que se escribe en primera instancia sobre la “economía social”, pero la experiencia nos demuestra que nunca estará dicha la última palabra sobre el particular. Es lo suficiente valioso el tema que sobrepasa lo que se pretenda expresar en algunas carillas.

En principio, se puede decir que el propio término Economía Social puede resultar reiterativo, pues acaso toda la economía reviste un carácter social, ya que existe para satisfacer necesidades sociales, sea tanto para fines específicos o como medio para lograr la obtención de beneficios.

Sin embargo es una expresión que al estar instalada es asumida plenamente como concepto referente del sector de la economía que engloba aquellos grupos sociales, que intentan encarar la producción y los servicios necesarios o complementarios a ella con una organización radicalmente distinta a la empresa capitalista; porque con valores diferentes y objetivos que los sostienen, actúa como un modelo que pone en evidencia que la racionalidad económica y el progreso social son criterios compatibles para resolver problemas de determinados estamentos sociales.

En este universo quedan comprendidas una gran variedad de organizaciones desarrolladas por sectores sociales en actividades de muy distintas características y objetivos, que sin ser similares, comparten una cantidad de particularidades que se entienden como requisitos indispensables para integrar el sector de la economía social.

Sin embargo logran determinar un orden económico y social aun no totalmente conformado y alcanzado a explorar porque involucra a un ámbito subjetivo que en ninguna instancia puede ni debe ser ignorado; nos referimos al individuo como persona y los intereses que pueden perjudicarlo o beneficiarlo en su manera de vivir.

Por lo tanto entendemos que el campo de la economía social es amplio, a la vez muy complejo y dinámico, por lo tanto, las ciencias sociales están lejos de encontrar criterios universales para determinarlos; al sostener ser entidades sin fines de lucro, transitan en el colectivo imaginario en un espectro tan difuso que va desde los sectores marginales y pasando por el cooperativismo llega hasta las empresas públicas.

Cabe hacernos entonces aquí una pregunta que surge del análisis de situación que despierta en el individuo común cuando oye a cada instante hablar sobre la incidencia de la palabra “globalización”, que pareciera estar de moda en la hora actual del mundo por ser el real exponente del fruto máximo de la simiente capitalista.

¿Puede tener vigencia el sector de la economía social en el estadio que envuelve la actividad económica conocida vulgarmente como mercado?

Por supuesto estamos convencidos que sí, porque es un factor importantísimo para resolver problemas derivados de la aplicación

de las políticas neoliberales durante décadas que a través de la implantación de economías de mercado generaron desempleo y exclusión social. También podemos agregar como elemento positivo de la economía social que es muy difícil encontrar en ella la intermediación parasitaria que distorsiona en beneficio propio los valores de la actividad generada.

Segundo Camuratti

lunes, 12 de septiembre de 2011

semblanzas cooperativas

El movimiento cooperativo para sostener su presencia e incidencia dentro de la sociedad, tiene que modificar actitudes y adecuar su funcionamiento a la realidad actual sin abandonar el sentido solidario de su propuesta, incorporando tres elementos esenciales: el federalismo como instrumento ejecutor del agente colectivo; la aceptación “sine qua non” de la diversidad ideológica en sus núcleos de dirección como organismos prácticos de convivencia institucional, y la integración horizontal de las cooperativas en sus distintas ramas, permitiendo la sinergia que facilite el desarrollo conjunto de servicios que se ajusten no solo a las necesidades locales sino también al fomento regional, construyendo un sistema transversal cooperativo que conservando su pureza doctrinaria colabore en la solución de problemas, que por su importancia, trascienda a la posibilidad de alguna cooperativa en particular como tema especifico.

Propender la integración horizontal de las cooperativas no puede ni debe inquietar de ninguna manera la función de las entidades si se tiene en cuenta que conlleva a ampliar la complementación resultante y necesaria que permita reforzar la presencia del acto solidario, trasladando su influencia a los distintos ámbitos en que estas actúan.


Segundo Camuratti