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El tiempo es el único responsable de las
acciones del individuo, el decide como y cuando dirige el andamiaje humano y lo
pone en marcha con los atributos que el individuo posee y con la energía que dispone.
Holganza o deseo son los nervios motores
de los que dispone el individuo comandados por un ideal incólume que lo viste o
lo desviste cuando la pasión y el amor
a su tiempo lo domina y lo incita especialmente cuando su anhelo esta
dispuesto a servir a los demás, especialmente si está convencido y su ego
no corrompe la ecuación.
Quienes alcanzaron casi medio siglo de
vida y de trabajo, compartiendo voluntades o ideales dentro de un movimiento
inmersos en la solidaridad que le da peso y vigencia a una manera de vida,
jamás podrá cambiar lo hábitos ignorando la paciencia necesaria y la perseverancia del altruismo del ser
humano.
Es por eso que no se pueden arriar las
velas y detener el barco por las contingencias de la sociedad; la cooperación
mostró lo que pueden hacer los individuos unidos trabajando por el bien común.
Cada vez que la política pretende cambiar
para modificar reglas instaladas que están bien o mal según las maneras de ver
las cosas, marcando a fuego el nuevo paradigma a instalar para sustituir al
instalado para hacer florecer una nueva metodología que modifique las cosas, al
movimiento cooperativo no se lo llama o no quiere estar para participar con su opinión.
Esa actitud sería útil para poder evaluar
las cosas modificando panoramas y conseguir
los objetivos buscados para hacer coordinación de ideas optimizando el
pensamiento, pero nunca cambiando la idea de trabajar por el bien común; el
cooperativismo puede hacer eso pero
solo cuando quienes lo llevan adelante no bajan los brazos para sostenerlo vivo instalando su participación
en la comunidad.
Pero lo que pasa a mi entender es que
algo esta fallando porque cuando la política cambia los paradigmas y el
cooperativismo queda inerme afuera y
callado no opinando para bien o criticando lo mal, pareciera salir por el foro
ex profeso para alejarse de la función de vanguardia de ese sentido común del
que hablábamos.
Creemos que los dirigentes
cooperativistas luego de los cinco meses recién cumplidos del cambio de
paradigma político, deberían ya haber llevado la iniciativa de instalar el
necesario Congreso de la Cooperación siempre tan propuesto pero casi nunca
cumplido; teniendo en cuenta el viejo refrán aquel que dice: si Mahoma no va
a la montaña, la montaña va a Mahoma.
Para definir políticas inherentes para intervenir en lo social y lo económico
el cooperativismo no puede dejar de participar, por su incidencia cuantitativa
y cualitativa como organismo social muy
importante y además como medio
económico en la vida del país para no ser excluido en las decisiones cruciales
de su historia por acción u omisión.
Segundo Camuratti