Con motivo de cumplirse el día 17 de agosto un
nuevo aniversario de la muerte del Gral. Don José de San Martín, nos
adelantamos a evocarlo porque la importancia del tema lo amerita, sumándonos
por este medio al homenaje que el país le tributa permanentemente, haciendo
conocer algunos aspectos de su personalidad – dignos de tener en cuenta -
encarnados en su gestión libertadora.
El procerato del Gral. San Martín en la
historia argentina consagra una vocación puesta en el fundamental propósito de
conquistar una patria libre e independiente para su pueblo.
Ese objetivo imperecedero de los argentinos de
todos los tiempos –cualesquiera fuesen las circunstancias – se condice con el
ideario expresado desde siempre por el movimiento cooperativo.
Guardián de las fronteras de la joven
República, fiel custodio de la soberanía nacional y paladín de la libre
determinación, la ejemplar trayectoria del Libertador de América constituye una
prenda de invalorable vigencia que en un nuevo aniversario de su muerte,
queremos poner en consideración desde el cooperativismo a la sociedad argentina
a través de la opinión pública en general.
En la coyuntura nacional e internacional harto
difícil en que le toca estructurarse, el ejército sanmartiniano puso sus miras
en el desarrollo de la riqueza vernácula, y en procurar su constitución y
posterior mantenimiento mediante aportes equitativos de acuerdo a la condición
social de cada uno de los contribuyentes.
Ese pensamiento de honda raigambre solidaria le
confieren el mérito de adalid de “la idea intuitiva de la cooperación” en la
configuración de sus planes, según lo sostiene en su biografía el General
Bartolomé Mitre.
Su aporte sustantivo a la Declaración de la Independencia ,
constituye otro inalienable galardón al que debe sumarse el perfil
consecuentemente democrático de su pensamiento y de su acción, expuesto en la
proclama de Agosto de 1822 al pueblo de Chile, hace precisamente 192 años
cuando manifiesta, “que mis promesas para los pueblos que he hecho la guerra
están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de
sus gobiernos”.
Las inquietudes de este singular arquetipo
apuntan a la unidad de acción a través de la integración de todos los sectores,
ratificando otro de los principios fundamentales del movimiento cooperativo.
Es propicia la oportunidad para hacer la
consideración de sus meritos diciendo que el mandato y el ejemplo concretos de
San Martín son invulnerables y estarán siempre vigentes. Solo el esfuerzo y el
trabajo común y cotidiano – en este caso el de las organizaciones cooperativas
– con la razón y el sentimiento puestos en una Argentina de ascendente
proyección futura podremos ofrecer a nuestro país, a la América y al mundo, el
autentico ideal sanmartiniano de una nación en paz, unida y prospera”.
Demás esta decir a pesar del tiempo
transcurrido que estos conceptos sostenidos por los valores y principios de la
cooperación, siempre deberán tener plena vigencia dentro del movimiento
cooperativo argentino.
Segundo Camuratti