miércoles, 18 de junio de 2014

A mitad de año

Acercándonos  a mediados de año, es importante hacer un análisis sobre la situación y las perspectivas del movimiento cooperativo y es nuestro deber hacerlo. Estamos observando la existencia de una revalorización, desde hace un tiempo si se quiere prolongado, del cooperativismo.
Desde el Estado, desde las organizaciones sociales y desde la sociedad misma se expresa también el reconocimiento y la importancia adquirida por la economía social y solidaria.
Entendemos que ha dejado de ser cosa rara en el ideario colectivo, el tema de la cooperación y de la economía social. Esto ha sido producto, probablemente, de la sucesión de crisis que ha sufrido nuestro país y de la capacidad de respuesta que ha demostrado el sector de la economía solidaria.
La expansión del concepto y su concepción altruista constituye una oportunidad y una amenaza al mismo tiempo, que nos faculta a pensar que ésta debe bregar para cumplir un rol positivo y activo dentro del movimiento cooperativo en su accionar, pero además, cuidar para que el sector no sea utilizado como una herramienta de explotación o evasión, o que al mismo tiempo, sirva solo para amortiguar el conflicto social.
Integrantes de la sociedad e inmersos en ella, los cooperadores deben esforzarse por instalar en la conciencia cooperativa el factor determinante que conlleve a producir un cambio cultural de transformación social.
Es por ello, que el solo hecho de estar vinculados al servicio de esa sociedad que mencionamos, nos habilita para opinar con autoridad, sobre todos los aciertos y los errores que se generan en la conducción del país, y las propuestas concretas para atacar los problemas que de una u otra forma, afectan a vastos sectores de la sociedad.
Haciendo nuestro el principio fundamental que esgrime la cooperación, el interés por la comunidad, nos lleva a la necesidad de involucrarnos y hacer frente desde las ideas, a los problemas sociales relacionados con los altos índices de pobreza e indigencia, la extrema desigualdad, las diversas formas de discriminación y la exclusión social.
Las cooperativas han demostrado ser actores imprescindibles en la construcción de alternativas que lleven a los países a lograr equilibrios sociales que nos conduzcan a una más equitativa distribución de la riqueza.
El doble carácter de la cooperativa, entendidos estos como empresa eficiente y movimiento social, nos permite analizar y entender desde el punto de vista de la solidaridad, que otro modelo de país es posible.
Por lo tanto los cooperadores en nombre de su adhesión implícita en el devenir cooperativo, tiene y está en condiciones de desarrollar proyectos destinados a promover una estrategia de cambios esenciales, inspirados en los valores de la solidaridad, la justicia y la democracia, en la búsqueda de una proyección que permita construir una Argentina capaz de garantizar la justicia social para todos, a través de una equitativa distribución de los ingresos que asegure una vida digna para el conjunto de la población.
En concreto, se trata de asegurar la alimentación, el trabajo decente, la salud, la educación y la vivienda para todos. Al mismo tiempo, es clave para el presente y el futuro del país el ejercicio pleno de la soberanía, para insertarnos en el mundo contemporáneo a partir de una estrategia verdaderamente patriótica, con independencia y dignidad.
Este es, en principio, el escenario en el cual nos encontramos y frente al cual, como individuos preocupados por la sociedad, debemos intensificar nuestra creatividad y el protagonismo desde la cooperación. Las herramientas a utilizar para llevar a cabo tamaño emprendimiento son muchas y variadas, pero la esencial es lograr la alineación de todos aquellos sectores que, con unidad en la diversidad, (muy promocionada en estos días pero no puesta en practica), estén dispuestos a poner manos a la obra y trabajar por un estadio común.
Cuando decimos unidad o integración no significa que se pretenda eliminar las diferencias para concretarla, sino reconociéndolas y respetándolas, trabajar juntos por un proyecto que debe ser común. Mientras tanto lo esencial sería el continuar embarcados en la actividad principal que es la batalla cultural; nada se podrá lograr si el imaginario colectivo no recobra la capacidad de memoria y el interés por pensar.
La batalla cultural nos tiene que llevar a buen puerto si la ponemos en práctica cotidianamente, porque si somos capaces de modificar la manera de pensar, (si nos convencemos que el individualismo extremista que se pretendió inculcar a través del neoliberalismo exacerbado es nocivo porque  aun anida en sectores del espectro social), y afirmamos el derecho de las personas a su individualidad en un contexto de solidaridad, fraternidad y socialización, habremos recorrido la mitad del camino para llegar al cambio cultural.
Segundo Camuratti
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

lunes, 16 de junio de 2014

Cinco años en la Web



Hace exactamente cinco años, en junio de 2009, decidimos iniciar el  contacto con la sociedad incursionando vía de  la Web a través de un Blog, titulado "Sentido Solidario"cuya intención primordial era hacer conocer opiniones propias sobre el movimiento cooperativo, su origen, su esencia y su proficua tarea solidaria para resolver problemas de la sociedad en determinados sectores sociales y además, a la vez, acompañar la actividad de distintos movimientos sociales identificados con la economía social.

Entendemos que hemos transitado un año más aportando elementos, tal  como decíamos, con conocimientos ciertos sobre los temas esbozados en las 34 entradas realizadas hasta el presente, es decir, no tocando de oído sino exponiendo desde lo vivido como experiencia dentro de los diversos  movimientos cooperativos, tanto en el orden nacional como en el internacional, auscultando lo bueno y lo malo de lo realizado por ellos hasta el presente.

El objetivo fue y sigue siendo la intención de demostrar con fundamentos, que la pretensión no es solamente exponer críticas sobre lo que se hace mal, (sino además alertar desde el juicio constructivo sobre lo que no se hace) haciendo propuestas para resolver los problemas  pendientes que hoy en día  deben afrontar las cooperativas.

Nunca nos asaltaron aquellas dudas del famoso personaje de Shakespeare, el ser o no ser;  siempre estuvimos convencidos de lo que queríamos ser y hacer, en consecuencia por eso trabajamos;  supimos acompañar el proceso contando desde el inicio con la protección del  blindaje que nos   proporciona al actuar el genuino  acto cooperativo, enmarcado este en el amplio gesto  solidario de la cooperación.

Las fuerzas morales de las que nos hablaba ese gran maestro de la juventud argentina de nuestra época - haciendo honor al tiempo vivido – José Ingenieros, aún están vivas e intactas y nos involucran defendiendo los principios cooperativos, únicos preceptos que validan la cooperación como elemento transformador de la sociedad.

Si el movimiento cooperativo consiguió soportar durante tantos años el bombardeo del individualismo exacerbado, saliendo airoso en la cruzada para converger  la sociedad hacia un mismo fin: lograr establecer un sistema de actividades que llevasen a generar un mayor bienestar en la vida de los seres humanos.  

Al simple efecto de incorporar un marco adecuado a nuestras opiniones, en el tiempo a venir,  seguiremos tratando de analizar  todos aquellos temas o  actos que afecten, directa o indirectamente al proyecto solidario, y por lógica consecuencia por reflejo de los mismos, a la sociedad en su conjunto. Ojala podamos seguir con la idea de contribuir a construir un mundo con un sujeto humano único y fraternal, que se inscriba en los objetivos ideológicos por los que han luchado los cooperativistas de muchas generaciones.
 Segundo Camuratti

miércoles, 11 de junio de 2014

Pensando en futuro



Dentro del cooperativismo no existe la necesidad primaria de inventar nada nuevo; todo pasa por perfeccionar y desarrollar los elementos conducentes a cambiar el carácter pertinente, para colaborar e introducir la realidad del sentido de pertenencia en lo global a partir de la conciencia, para mejorar el andamiaje que lo consagre como elemento indispensable para consolidar el progreso y el crecimiento del factor solidario, como vía esencial  para modificar  el sistema social imperante y la calidad de vida del individuo.
No cabe ninguna duda que para completar una idea lo primario pasa en bucear sobre la génesis o la matriz de ese concepto, analizando que es lo se busca al pretender incursionar en otros niveles,  mejorando la red conducente que afiance los resultados que deben acompañar al proceso reivindicativo inicial.
Pero debemos ser concientes que desarrollar un proceso o ampliar la actividad del mismo no es una formula mágica que se ajusta por un método mecánico  lineal, porque los actores del programa cubren un amplio universo que concentra las más innumerable expectativas y ajustes que están involucrados por dos elementos fundamentales; los derechos humanos del individuo y la economía como soporte intangible de la subsistencia.
Partiendo del ensamble de la actividad colectora de los emprendimientos cooperativos y pasando por ese homogéneo  pensamiento, encolumnado dentro los principios concretos de la educación cooperativa constituidos como fuerza real y motor generador de energía solidaria.
Para unir con sólidos eslabones el sentido de pertenencia y el acto solidario de la cooperación, se hace  indispensable incorporar en la instrucción del individuo la versión cooperativa en el ámbito global del derecho  institucional, para que la educación publica y gratuita sirva para encausar el precepto  ideal del dar para recibir; expresado en el camino de ida para extender la mano del servicio, y luego recoger  la ayuda mutua de los frutos de la huella abierta como vuelta de ese hecho reciproco.
Ese basamento debe ser el medio más adecuado para transitar la metamorfosis social incorporando un modelo de economía superior con sentido armónico, que signifique  un freno para los tabúes provocados por el capitalismo economicista generado por el avance del dinero por sobre el hombre,  pretendiendo marcar  los parámetros históricos del comportamiento humano.
Poner las cosas en su lugar es el paso primordial para encauzar una metodología diferente ,que acumule  la energía subjetiva que permita modificar  el entramado social, para instaurar un patrón de gestión cooperativo que alimente a la sociedad con una distribución de la riqueza distinta y con mayor equidad.
Segundo Camuratti