miércoles, 19 de febrero de 2014

Integración del movimiento cooperativo argentino, una utopía?


                                                                                                                                parte final
Es evidente que la última década transcurrida del movimiento cooperativo argentino a sido anormal,  porque  estuvo cruzada permanentemente  por la sombra obscura del trasfondo político partidista, en aras de introducir el germen perjudicial de una corriente claramente expuesta desde los parámetros ideológicos del gobierno, con signos que no son afines a la diversidad esencial y política que debe reinar en un movimiento plural y colectivo.
Igual que la gota de agua orada la piedra la política partidista erosiona la base social  de la cooperativa como ente colectivo, tratando de uniformar un pensamiento distinto que permita trasladar su influencia para actuar con reglas diferentes  a los principios que le dan origen al movimiento cooperativo.
Una década que no hace honor a décadas pasadas, que si bien las cooperativas no salieron fortalecidas por su desarrollo equilibrado, pudieron al menos contener el anhelo de todo país de convivir con sus problemas en la diversidad propia de los que no piensan de manera igualitaria, pero que confían en el precepto democrático del acto eleccionario para resolver sus desavenencias políticas.
Pero la última década rompió todas las reglas de convivencia y termina, con una economía desequilibrada por el encono y el desgobierno que trastoca el elemento fundamental del convivir,  disgregando la sociedad en un encuentro feroz de todos contra todos
El movimiento cooperativo argentino también es parte de ese estado de salud de la sociedad porque esta inmersa en ella y vive los mismos encuentros y desencuentros del resto, por lo tanto se hace difícil la convivencia necesaria que posibilite avanzar en planes integradores para consolidar tareas comunes, que ensamblen acuerdos que lo lleven a pensar en salidas conjuntas que deberían contribuir no solo para la cooperación, sino en beneficio del país  en su desarrollo comunitario.
Cuando dentro de un movimiento cooperativo representativo de un porcentaje importante de la sociedad, no  consigue reunir y asumir la responsabilidad propia de su envergadura para gestionar su representatividad como sector unido frente al estado; es muy difícil que ese estado lo escuche cuando privilegia el individualismo pernicioso del dividir para reinar.
Es bueno que la sociedad se haga carne de lo que representa el sector cooperativo como empresas integrantes de la economía social y que aportan para la consolidación de un país; de la misma manera  los cooperadores deberían conocer que el movimiento cooperativo no comienza y termina en su cooperativa, porque tiene en sus niveles cooperativas de segundo y tercer grado que son las orientadoras de ese movimiento y ellas son las que tienen que velar por la vigencia y vivencia del desarrollo de ese movimiento.
Pero que el, el cooperador no es solo un invitado a la fiesta de un movimiento, es parte de el y por lo tanto si es socio de una cooperativa debe militar en ella y trabajar por ella, y tener siempre en cuenta que la cooperativa es un ente económico social sin fines de lucro, y como tal tiene políticas para el funcionamiento de su sector, pero que no tienen nada que ver con las políticas partidistas de cualquier partido político.
En tanto la sociedad argentina no agrupe sus cuerpos dentro de un modelo de país inclusivo en lo social, con un proyecto consensuado entre todos y para todos para lograr una más equitativa distribución de la riqueza, será inútil pensar en integrar el movimiento cooperativo argentino; esto seguirá siendo una utopía, pero como tal hay que caminar en la búsqueda de ella.
Segundo Camuratti

 

 

 

 

 

 

viernes, 14 de febrero de 2014

La hora de la verdad


Cuando se ha transitado cerca de medio siglo dentro de un movimiento cooperativo inspirado en claros principios institucionales, se han visto y escuchado tantas cosas, que memoria de por medio, nos habilita para elaborar opiniones sobre temas que el imaginario colectivo honesto y sincero del integrante común del movimiento cooperativo debe discernir donde empieza y termina el acto solidario de la cooperación.
Jamás en su larga trayectoria de casi dos siglos el cooperativismo  admitió  las medias tintas, por eso estableció sus códigos funcionales a través de la elaboración de sus principios, que con ajustes en el tiempo para mejorarlos aun siguen vigentes.
Sabedores por experiencia que nada es eterno, que el mundo en su avance cambia modelos de vivencia y convivencias, posiblemente en alguna instancia precisa tendrá que modificar o cambiar  cosas para ajustar su funcionamiento a las necesidades humanas de ese nuevo mundo, pero nunca dejará de establecer principios claros sobre su visión y misión que no serán otras que mejorar la situación de vida de quienes se cobijen en el.
Pero lo que se vive actualmente es la realidad existente de un movimiento que aglomera en argentina 10 millones de adeptos y eso es bueno; debemos tenerlo en cuenta porque resulta un buen botín para piratas sociales que quieran apropiarse de el con fines no  confesos.
Cuando en los países florecen las dificultades, por mala praxis de los gobiernos o por los desastres de la naturaleza, algunos conductores solo pretenden salvar lo que se pueda, sin equidad ni ejercicio social; cualquier medida que permita soportar el temporal es buena, así se tergiverse lo construido.
Lo dijimos desde antaño, la cooperación no es caridad y para que esta sirva para la sociedad debe mantenerse dentro de la estructura principista que la contiene, con actitudes genuinas y colectivas, entendiendo que la principal virtud es su funcionamiento y administración  gestionada por los propios asociados, inmersos en el acto solidario de dar para recibir.
Por lo tanto no puede ni debe exigir subsidios para funcionar;  necesita leyes adecuadas para poder actuar dentro de un determinado esquema social que respete su esencia y si llegase a necesitar apoyo del estado, estos deben ser desarrollados de acuerdo a su carácter intrínseco colectivo que pueden ser  los créditos especiales y/o promociónales como cualquier emprendimiento social y deben ser devueltos al estado  o a quien  los aporta.
Hasta ahí tenemos la figura cooperativa encuadrada en los cánones clásicos de la cooperación, que le ha dado vida y crecimiento hasta el presente
Pero los países tienen además otras necesidades y una mirada propia sobre como resolver las situaciones generales que lo afecten en determinados momentos de la historia; especialmente la exclusión social, la indigencia, la pobreza, etc. y en su afán de resolver los problemas correspondientes al estado mezclan los tantos; en vez de incorporar nuevas ideas  copia mal las que ya tiene en esos casos   optando livianamente por aquello de “para que inventar  lo que se tiene a mano” desvirtuando la escena cambiando la cooperación por asistencialismo sin equidad, dicho en pocas palabras al mejor gestor de políticas partidarias.

Segundo Camuratti

miércoles, 5 de febrero de 2014

Integración del movimiento cooperativo argentino, una útopia?

                                                                                                                                  Sda. Parte

Esto es digno de tener en cuenta precisamente cuando aparece en el contexto económico y social del país alternativas puestas en práctica por el Ministerio de Desarrollo Social del país auspiciando el proyecto “Argentina Trabaja” para incorporar al trabajo a 100.000 trabajadores.
Aquí tenemos que dejar en claro que aplaudimos este acontecimiento porque todo aquello que se realice desde el Estado para mejorar la situación de sectores sociales en la actividad del trabajo merece el reconocimiento de la sociedad en su conjunto.
Pero con lo que no coincidimos es como aparece, desdibujando los hechos y generando confusión la figura cooperativa en la organización de los núcleos de trabajo que habrán de tomar a su cargo las tareas a encarar por los mismos, que no se condice en su accionar con el armado y el funcionamiento de la estructura cooperativa tal cual sosteníamos en el comienzo de este trabajo.
No creemos que se hayan producido desvíos en el desarrollo del proyecto porque dentro de la órbita del Ministerio de Desarrollo Social actúa el Organismo que vela por el quehacer cooperativo y mutual, el INAES,- Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social- Presidido por el Doctor Patricio Griffin que conoce, entendemos concientemente, lo que es y significa este sector en la actividad económica-social en la vida del país, pero algo sucedió internamente para que el hecho se de así y eso no es claramente otra cosa que la intervención del gobierno, para transformar la idiosincrasia cooperativa en una herramienta especifica del subsidio calificado desvirtuando la identidad cooperativa ex profeso.
Como entendemos que la actividad a desarrollarse en el Plan “Argentina Trabaja” merecía, para afianzarlo dentro de la sociedad, y en beneficio de generar nuevos puestos de trabajo incorporando mas fuerza laboral en la economía del país, darle un carácter asociativo especifico y propio a través de un estatuto o reglamento que lo ubicase plenamente, de echo y de derecho, dentro de esta nueva construcción que lleva adelante el Estado para mejorar el sistema de vida de un sector laboral importante.
Estamos transitando momentos complicados en actividades hoy instrumentadas que se enmarcan dentro del sistema cooperativo que no llevan a otra cosa que abrir la discusión de si lo que se hace pertenece y se corresponde con la identidad de la entidad cooperativa que entorpecen la tarea integrativa del movimiento cooperativo.                
Segundo Camuratti                                                              (sigue)

 

domingo, 2 de febrero de 2014

Integración del movimiento cooperativo argentino, una útopia?

                                                                                                                                              Pra. Parte
Nunca se debe partir de los supuestos cuando se anhela discutir y analizar temas importantes, y menos de la cooperación cuando esta nace como un reclamo social claro y evidente de la persona humana, en su afán de progresar mejorando sus medios de vida en la búsqueda de un mundo mejor para todos.
La solidaridad no es precisamente un medio sino un fin al proclamar la hermandad dentro de la gente, sin distingos entre las nacionalidades de unos o de otros, su color de piel o sus ideas, con individuos que se encuentran cooperando   con  conocidos y extraños en una amplitud virtuosa antes nunca vista.
Pero nos queda la preocupación de pensar si esto es así, porque la experiencia nos indica que la integración es difícil en una muestra de que los principios no han calado lo suficiente en todo el espectro movimientista, que al  no ensamblarse adecuadamente se disocia de acuerdo a sus distintas ramas y sus pronunciados objetivos, dejando de lado el factor subjetivo en  cuanto entra al espacio de dimensión  empresaria, dejando de lado  por su tamaño la subjetividad implícita que lleva la cooperación en su esencia.
El otro ingrediente que incide sobre el tema integración es tener que sortear los andariveles de la política retrograda del gobierno, al que no le interesa un movimiento unido para poder manipular a su modo los intereses cooperativos  llevando agua para su molino, optando por desvirtuar al movimiento tratando de cooptar con maniobras pergeñadas a pseudos cooperativistas conspicuos para involucrar a dirigentes y enrolarlos dentro del voto cautivo electoralista  manejando los resultados e instalando el subsidio encubierto dentro de la esfera cooperativista para lograrlo.
Se han introducido partidariamente dentro del movimiento cooperativo argentino elementos complicados con actividades  instrumentadas que se introducen dentro del sistema  no llevando a otra cosa que abrir la discusión de si lo que se hace pertenece y se corresponde con la identidad de la entidad cooperativa.
Por lo tanto no vamos a obviar el desafío aportando nuestro humilde punto de vista sobre el particular: si nos atenemos a lo que define la Alianza Cooperativa Internacional respecto del significado de la organización cooperativa cuando dice; una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada, clasificándola además como entidad de servicio sin fines de lucro; definiciones con las cuales coincidimos y estamos totalmente de acuerdo.
Segundo Camuratti