La importancia, o no, de las palabras debe encajar dentro del respectivo espacio que al contemplar la misma se corresponda con lo que queremos expresar, el porque y para qué.
Otra de las acepciones a tener en cuenta, es cuando se habla del bien común, y sobre la ambivalencia que puede provocar porque permite encuadrase de manera distinta su significado dentro del vocabulario sobre lo individual a lo colectivo, si no se lo determina o entiende que espacio ocupa en la escala de valores que se quiere asignarle.
El individualismo jamás va a aceptar el bien común porque el bien es solo suyo, en tanto el cooperador lo va a reconocer en todas las instancias desde lo colectivo: desde la propiedad intrínseca que integra el valor de los aportes que conforman una cooperativa hasta la acción desarrollada para administrarla; aunque parezcan en la expresión bien común no es lo mismo la propiedad que el beneficio.
Por lo tanto se debe tener claro, en una cooperativa cuando se habla de su activo el bien es propiedad común de la membresía y el bien común es el beneficio que recibe el conjunto, por eso decimos que el bien común como acepción genérica es ambivalente si no está adjetivada.
No se trata de hilar fino para obscurecer el agua cristalina, sino de aclarar los términos para que se entienda a que se quiere referir lo que se expresa; para que no se tergiverse la oración en la redacción escrita o en la versión parlante.
Si logramos encarrilar los mensajes que emanan del discurso cooperativo para ejemplificar las cosas el sector será más entendido y por lo tanto llegará mas lejos sin ser criticado.
La cooperativa genera para su actividad, a través de su membresía, un capital social que es una propiedad colectiva, mayor o menor de acuerdo a la rama en que actúe, pero su actividad genera un bien que disfrutan equitativamente todos quienes la integran con independencia del aporte personal que cada uno hizo, pero señala en su individualidad subjetiva también el avance colectivo cuando determina en un socio un voto para asegurar una dirección colectiva equitativa en la conjunción comparativa de sus estatutos.
No se trata en la circunstancia de ser semántico pero si es necesario que se defina claramente lo que se quiere decir cuando se escribe, en o sobre, el movimiento cooperativo para no deformar las ideas acompañando el sentido exacto de las palabras al no entorpecer la lectura y la malas interpretaciones de los textos para aquellos que aun no han transitado por acción u omisión el camino colectivo de la cooperación.
Segundo Camuratti