93° Día Internacional
de las cooperativas
Bueno es recordar que quienes llevaron la moción de
instituir un día para recordar el significado de la cooperación fueron los
representantes argentinos que concurrieron al congreso de la Alianza Cooperativa
Internacional (ACI) realizado en Suiza en la ciudad de Basilea en septiembre de
1921, adoptándose allí producto de esa propuesta, conmemorar en todo el mundo
el Día Internacional de la Cooperación. Luego de algunos vaivenes para
unificar la fecha adecuándola a un orden mundial, la reunión del Comité
Ejecutivo de la Alianza
realizado en 1922 estableció definitivamente la celebración acordando la fecha,
a la estacionalidad del primer sábado de julio de cada año. "Para que en
una misma fecha en todo el mundo, se demostrase la solidaridad de los
cooperadores y la eficacia de su organización como medio de emancipación
económica y garantía de paz universal".
Como lo hacemos anualmente los cooperadores en Argentina no
podríamos dejar de pasar desapercibido el Día Internacional de la Cooperación, en este
caso el nonagésimo tercero, un homenaje que los cooperadores rendimos para
recordar un sistema que representa el sentir de un amplio sector de la
humanidad, que con su actividad y actitud, enaltece a las personas y contribuye
al desarrollo humanista de quienes lo practican.
Celebrarlo significa además reunirnos con la trascendencia
de una doctrina, que ha contribuido en mucho a inculcar dentro de la sociedad
el genuino acto de la solidaridad.
Es un alto en el camino que lo hacemos teniendo en cuenta
que esta evocación, no puede representar otra cosa que el homenaje
correspondiente a rememorar el acontecimiento, porque este día no modifica en
general por sí la esencia de lo que significa la cooperación; la construcción
se hace de manera permanente, día a día, poniendo en práctica y aplicando los
principios y los valores que le dan vida.
Partimos de la base de que el sentido de la cooperación
representa la oposición al individualismo extremista que domina a la sociedad,
especialmente la actual; que sin desmerecer un ápice lo colectivo contribuye a
afirmar el derecho de la persona a su individualidad, en un contexto de
solidaridad y fraternidad, rechazando el pragmatismo que hace del utilitarismo
el medio que pretende encarnar como criterio de verdad en el pensamiento del
individuo.
No es eventual ni tampoco nuevo, podría decirse que la
cooperación siempre estuvo presente en la vida del ser humano desde que tuvo
uso de la razón.
Hoy mas que nunca debemos trabajar en la difusión y debate
de las ideas, llevando a que éstas se constituyan en el aporte y el baluarte de
nuestro entendimiento para el esclarecimiento de la comunidad, esa tarea es
indispensable dentro de una sociedad que de muchos años a esta parte esta
siendo influenciada mediaticamente por quienes, en el mejor de los casos
proponen cambiar algo tratando de cuidar de que lo que se cambie no perjudique
sus intereses, que no son precisamente los intereses de los sectores que menos
tienen.
Estamos transitando etapas preocupantes en el camino de la
recuperación del país dentro de múltiples contradicciones que hacen temer el
modelo de lo que se desea o pretende como país.
Pareciera que el eje central sobre el que giran los
proyectos político-económicos, no es otro que el crecimiento del país global,
sin tener en cuenta las diversidades que se dan en las distintas capas sociales
que conforman el marco social.
Solo el avestruz comete el error de esconder la cabeza para
no ver la realidad porque por mas que se vayan acortando las distancias en
determinados sectores, a este ritmo, las brechas tienen tal magnitud que
llevará muchos años cerrarlas, en tanto importantes sectores sociales sufren
las consecuencias.
Si no se pasa de la etapa global a lo local no hay solución
ni salida, porque el tema es uno solo, no es que no se pueda sino que no se
quiere, o no se tiene la valentía para hacerlo.
La dinámica que pretende introducir el capitalismo a través
de sus políticas, intenta evidenciar que el crecimiento económico es el
elemento esencial para generar bienestar, pero está demostrado que este
crecimiento económico no produce por sí sólo condiciones de progreso social
para todos, ya que se presenta acompañado de la exclusión y la inequidad social
en el más alto nivel.
Quiérase aceptarlo o no en menor o mayor medida, estamos
siendo afectados por la globalidad de una crisis que trasciende fronteras.
Se hace necesario repasar hechos por los cuales el
movimiento cooperativo viene trabajando de mucho tiempo a esta parte, en la
búsqueda de salidas a las necesidades que determinados sectores sociales
demandan.
Es relevante en esta etapa analizar que cada vez más personas están eligiendo el
modelo de empresa cooperativo para responder a las nuevas realidades
económicas.
¿Por qué son las cooperativas capaces de sobrevivir e
incluso prosperar en situaciones de crisis e incluso más allá?
Porque este es el verdadero
modelo; la empresa cooperativa es un modelo de empresa alternativo que
en lugar de centrarse en los beneficios, se centra en las personas,
incrementando el poder de las personas en el mercado, mientras guía sus
operaciones sobre la base de los valores y principios cooperativos y
solidarios.
Al hacerlo, están demostrando que el negocio cooperativo es
sostenible y que las empresas basadas en valores éticos, pueden tener éxito y
contribuir a la recuperación económica sostenible.
Economistas, el mundo académico y la comunidad
internacional están desesperados buscando respuestas sobre la forma de
estimular una recuperación mundial y, al hacerlo, están empezando a cuestionar
el actual modelo económico que ha perdido la confianza de los responsables
políticos, así como de la mayoría de las personas.
Se trata de analizar la regulación de los mercados y en
particular, de las instituciones financieras, para garantizar operaciones más
éticas y transparentes.
En su búsqueda, sin embargo, también están redescubriendo y
reconociendo el potencial de las cooperativas para contribuir de manera
significativa a un nuevo sistema económico.
También reconocen su contribución a la recuperación de los
países, y cada vez más, estimulan a sus ciudadanos a considerar las empresas
cooperativas para sus finanzas, para incrementar su productividad y su
bienestar general.
El movimiento cooperativo tendrá que trabajar con los responsables
políticos de la vida del país para garantizar que se reconozca la naturaleza
específica de las cooperativas, comprendiendo su naturaleza contraria al riesgo
y con una respuesta política consistente que garanticen que no salgan
perjudicadas por los cambios en el entorno regulatorio; sólo con políticas
apropiadas las cooperativas seguirán siendo capaces de impulsar la recuperación
nacional.
El movimiento cooperativo se enfrenta a una oportunidad sin
igual. Debe superar el reto y demostrar que el modelo alternativo de empresa
cooperativa es el mejor interprete para solucionar los problemas de las
sociedades a través de su principal basamento; la economía social.
Para terminar nos resta preguntarnos; ¿Conocerán estas
realidades y serán tenidas en cuenta estas consideraciones cuando asuman los
nuevos legisladores electos en la jornada electoral del 27 de octubre en
nuestro país? Si lo hacen, se hará justicia.
En tanto decimos “Bienvenido
el día 4 de julio de 2015, Día Internacional de las Cooperativas, celebrémoslo
en paz y armonía”.
Segundo
Camuratti