sábado, 25 de julio de 2015

Para que no haya malos entendidos



Cuando se ha transitado cerca de medio siglo dentro de un movimiento cooperativo inspirado en claros principios institucionales, se han visto y escuchado tantas cosas, que memoria de por medio, nos habilita para elaborar opiniones sobre temas que el imaginario colectivo honesto y sincero del integrante común del movimiento cooperativo, debe discernir donde empieza y termina el acto solidario de la cooperación.
Jamás en su larga trayectoria de casi dos siglos el cooperativismo  admitió  las medias tintas, por eso estableció sus códigos funcionales a través de la elaboración de sus principios, que con ajustes en el tiempo para mejorarlos aun siguen vigentes.
Sabedores por experiencia que nada es eterno, que el mundo en su avance cambia modelos de vivencia y convivencias, posiblemente en alguna instancia precisa tendrá que modificar o cambiar  cosas para ajustar su funcionamiento a las necesidades humanas de ese nuevo mundo, pero nunca dejará de establecer principios claros sobre su visión y misión que no serán otras que mejorar la situación de vida de quienes se cobijen en el.
Pero lo que se vive actualmente es la realidad existente de un movimiento que aglomera en argentina más de 10 millones de adeptos y eso es bueno; debemos tenerlo en cuenta porque resulta un buen botín para piratas sociales que quieran apropiarse de el con fines no  confesos.
Cuando en los países florecen las dificultades, por mala praxis de los gobiernos o por los desastres de la naturaleza, algunos conductores solo pretenden salvar lo que se pueda, sin equidad ni ejercicio social; cualquier medida que permita soportar el temporal es buena, así se tergiverse lo construido.
Lo dijimos desde antaño, la cooperación no es caridad y para que esta sirva para la sociedad debe mantenerse dentro de la estructura principista que la contiene, con actitudes genuinas y colectivas, entendiendo que la principal virtud es su funcionamiento y administración  gestionada por los propios asociados, inmersos en el acto solidario de dar para recibir.
Por lo tanto no puede ni debe exigir subsidios para funcionar;  necesita leyes adecuadas para poder funcionar dentro de un determinado esquema social que respete su esencia y si llegase a necesitar apoyo del estado, estos deben ser desarrollados de acuerdo a su carácter intrínseco colectivo como pueden ser  los créditos especiales y/o promociónales al igual de cualquier emprendimiento social y deben ser devueltos al estado  o a quien  los aporta.
Hasta ahí tenemos la figura cooperativa encuadrada en los cánones clásicos de la cooperación, que le ha dado vida y crecimiento hasta el presente.
Pero los países tienen además otras necesidades y una mirada propia sobre como resolver las situaciones generales que lo afecten en determinados momentos de la historia; especialmente la exclusión social, la indigencia, la pobreza, etc. y en su afán de resolver los problemas correspondientes al estado mezclan los tantos; en vez de incorporar nuevas ideas  copia mal las que ya tiene en esos casos   optando livianamente por aquello de “para que inventar  lo que se tiene a mano” desvirtuando la escena cambiando la cooperación por asistencialismo muchas veces sin equidad ni miramientos y sin saber porque se lo hace.
Segundo Camuratti

viernes, 10 de julio de 2015

Día Internacional de las Cooperativas ACI



DECLARACIÓN POR EL DÍA INTERNACIONAL DE LA COOPERACIÓN     ACI.   4 de julio de 2015      93° Dia Internacional
La igualdad es un valor fundamental que garantiza que todo el mundo pueda cosechar los beneficios del desarrollo económico y social. Seguimos viviendo en un mundo en el que reina la desigualdad: según datos recientes el 0,7% de la población mundial posee el 44% de toda la riqueza, mientras que el 70% sólo posee el 3%. En todo el mundo sigue habiendo personas que son objeto de discriminación por razón de sexo, edad, religión o condiciones socioeconómicas, entre otros factores.
Desde el principio, la equidad ha sido uno de los ejes del movimiento cooperativo. Gracias a la creación de las cooperativas, personas de todo el mundo han podido escoger un modelo democrático de negocio que fomenta la igualdad.
Ya en 1846 Eliza Brierley se convirtió en la primera mujer miembro de la The Rochdale Equitable Pioneers Society (Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale) en un momento en que las mujeres no solían tener propiedades. Sin embargo, el estatuto de la sociedad de 1844 afirmaba que no había ninguna diferencia entre hombres y mujeres miembros, estableciendo las normas que fueron posteriormente adoptadas por las cooperativas de todo el mundo.
Hoy en día se cuentan más de 2,6 millones de cooperativas con más de mil millones de miembros, tres veces más con respecto a los accionistas directos de las empresas propiedad de los inversores. Además, 250 millones de personas son empleadas o se sustentan a través de estas cooperativas. Las 300 cooperativas más grandes han generado ingresos anuales de 2,2 billones de dólares (lo equivalente al PIB de la séptima economía más grande del mundo) y el movimiento está creciendo rápidamente, sobre todo en países emergentes como Brasil, India y China.
En una cooperativa la palabra igualdad tiene tres significados:
1. Ser miembro es algo libre y voluntario (sin discriminación de ningún tipo) y a cada miembro le corresponde un voto, garantizando así que la estructura y el control de la cooperativa sean equitativos. A diferencia de las empresas propiedad de los inversores, en una cooperativa la igualdad es un beneficio para sus miembros y no depende de la capacidad financiera de una persona.
2. Una cooperativa trabaja para atender a las necesidades y aspiraciones de sus miembros y para promover el desarrollo sostenible de toda la sociedad. El papel de las cooperativas en la lucha para sacar a la gente de la pobreza es innegable. De hecho, las cooperativas distribuyen la riqueza que ellas mismas generan de forma más justa y equitativa.
Sólo para poner un ejemplo, un proyecto cooperativo en Senegal ha mejorado la seguridad alimentaría para un millón de personas en 60 comunidades rurales, mejorando los ingresos familiares un 250% y reduciendo un 35% los casos de niños y niñas con peso inferior al normal.
3. Mientras desempeñan sus actividades, las cooperativas ofrecen a todo el mundo (productores, trabajadores, consumidores) la oportunidad de atender a sus necesidades y aspiraciones, integrarse mejor en la sociedad y tener acceso a bienes, servicios y beneficios que de otra forma no podrían tener. Además, esta cultura de la igualdad permite a las cooperativas reflejar la diversidad de la gente a la que sirve.
Promoviendo la igualdad de género; dando oportunidades a los jóvenes; integrando a las minorías en el mercado laboral; favoreciendo la transición de la economía informal a la economía formal; reduciendo las diferencias salariales; dando más poder económico a los pobres; fomentando la igualdad de acceso a recursos fundamentales como agua, energía, educación, servicios financieros entre muchos otros, las empresas cooperativas pueden demostrar a diario que se pueden tomar decisiones para volcar el paradigma actual e integrar la igualdad en el proceso de desarrollo económico y social.
En todos los sectores de la economía hay historias de éxito en el campo de la igualdad: cooperativas de crédito que comparten sus beneficios financieros directamente con sus miembros gracias a una mayor rentabilidad del ahorro; créditos a tipos más bajos de interés y precios más bajos; cooperativas de salud que proporcionan modelos sanitarios más asequibles y accesibles para las poblaciones más marginadas; cooperativas eléctricas que atienden a zonas rurales garantizando un acceso básico a la energía en sitios donde otras empresas no contemplarían la prestación de servicios y el desarrollo de una actividad empresarial; cooperativas minoristas de consumo que permiten el acceso a alimentos asequibles, de alta calidad y sostenibles como productos orgánicos o de Comercio Justo; cooperativas y mutuas que ayudan a poblaciones.
                                          Alianza Cooperativa Internacional ACI

                 

miércoles, 1 de julio de 2015

Día Internacional de la Cooperación


93° Día  Internacional de las cooperativas
Bueno es recordar que quienes llevaron la moción de instituir un día para recordar el significado de la cooperación fueron los representantes argentinos que concurrieron al congreso de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) realizado en Suiza en la ciudad de Basilea en septiembre de 1921, adoptándose allí producto de esa propuesta, conmemorar en todo el mundo el Día Internacional de la Cooperación. Luego de algunos vaivenes para unificar la fecha adecuándola a un orden mundial, la reunión del Comité Ejecutivo de la Alianza realizado en 1922 estableció definitivamente la celebración acordando la fecha, a la estacionalidad del primer sábado de julio de cada año. "Para que en una misma fecha en todo el mundo, se demostrase la solidaridad de los cooperadores y la eficacia de su organización como medio de emancipación económica y garantía de paz universal".
Como lo hacemos anualmente los cooperadores en Argentina no podríamos dejar de pasar desapercibido el Día Internacional de la Cooperación, en este caso el nonagésimo tercero, un homenaje que los cooperadores rendimos para recordar un sistema que representa el sentir de un amplio sector de la humanidad, que con su actividad y actitud, enaltece a las personas y contribuye al desarrollo humanista de quienes lo practican.
Celebrarlo significa además reunirnos con la trascendencia de una doctrina, que ha contribuido en mucho a inculcar dentro de la sociedad el genuino acto de la solidaridad.
Es un alto en el camino que lo hacemos teniendo en cuenta que esta evocación, no puede representar otra cosa que el homenaje correspondiente a rememorar el acontecimiento, porque este día no modifica en general por sí la esencia de lo que significa la cooperación; la construcción se hace de manera permanente, día a día, poniendo en práctica y aplicando los principios y los valores que le dan vida.
Partimos de la base de que el sentido de la cooperación representa la oposición al individualismo extremista que domina a la sociedad, especialmente la actual; que sin desmerecer un ápice lo colectivo contribuye a afirmar el derecho de la persona a su individualidad, en un contexto de solidaridad y fraternidad, rechazando el pragmatismo que hace del utilitarismo el medio que pretende encarnar como criterio de verdad en el pensamiento del individuo.
No es eventual ni tampoco nuevo, podría decirse que la cooperación siempre estuvo presente en la vida del ser humano desde que tuvo uso de la razón.
Hoy mas que nunca debemos trabajar en la difusión y debate de las ideas, llevando a que éstas se constituyan en el aporte y el baluarte de nuestro entendimiento para el esclarecimiento de la comunidad, esa tarea es indispensable dentro de una sociedad que de muchos años a esta parte esta siendo influenciada mediaticamente por quienes, en el mejor de los casos proponen cambiar algo tratando de cuidar de que lo que se cambie no perjudique sus intereses, que no son precisamente los intereses de los sectores que menos tienen.
Estamos transitando etapas preocupantes en el camino de la recuperación del país dentro de múltiples contradicciones que hacen temer el modelo de lo que se desea o pretende como país.
Pareciera que el eje central sobre el que giran los proyectos político-económicos, no es otro que el crecimiento del país global, sin tener en cuenta las diversidades que se dan en las distintas capas sociales que conforman el marco social.
Solo el avestruz comete el error de esconder la cabeza para no ver la realidad porque por mas que se vayan acortando las distancias en determinados sectores, a este ritmo, las brechas tienen tal magnitud que llevará muchos años cerrarlas, en tanto importantes sectores sociales sufren las consecuencias.
Si no se pasa de la etapa global a lo local no hay solución ni salida, porque el tema es uno solo, no es que no se pueda sino que no se quiere, o no se tiene la valentía para hacerlo.
La dinámica que pretende introducir el capitalismo a través de sus políticas, intenta evidenciar que el crecimiento económico es el elemento esencial para generar bienestar, pero está demostrado que este crecimiento económico no produce por sí sólo condiciones de progreso social para todos, ya que se presenta acompañado de la exclusión y la inequidad social en el más alto nivel.
Quiérase aceptarlo o no en menor o mayor medida, estamos siendo afectados por la globalidad de una crisis que trasciende fronteras.
Se hace necesario repasar hechos por los cuales el movimiento cooperativo viene trabajando de mucho tiempo a esta parte, en la búsqueda de salidas a las necesidades que determinados sectores sociales demandan.
Es relevante en esta etapa analizar que  cada vez más personas están eligiendo el modelo de empresa cooperativo para responder a las nuevas realidades económicas.
¿Por qué son las cooperativas capaces de sobrevivir e incluso prosperar en situaciones de crisis e incluso más allá?
Porque este es el verdadero  modelo; la empresa cooperativa es un modelo de empresa alternativo que en lugar de centrarse en los beneficios, se centra en las personas, incrementando el poder de las personas en el mercado, mientras guía sus operaciones sobre la base de los valores y principios cooperativos y solidarios.

Al hacerlo, están demostrando que el negocio cooperativo es sostenible y que las empresas basadas en valores éticos, pueden tener éxito y contribuir a la recuperación económica sostenible.
Economistas, el mundo académico y la comunidad internacional están desesperados buscando respuestas sobre la forma de estimular una recuperación mundial y, al hacerlo, están empezando a cuestionar el actual modelo económico que ha perdido la confianza de los responsables políticos, así como de la mayoría de las personas.
Se trata de analizar la regulación de los mercados y en particular, de las instituciones financieras, para garantizar operaciones más éticas y transparentes.
En su búsqueda, sin embargo, también están redescubriendo y reconociendo el potencial de las cooperativas para contribuir de manera significativa a un nuevo sistema económico.
También reconocen su contribución a la recuperación de los países, y cada vez más, estimulan a sus ciudadanos a considerar las empresas cooperativas para sus finanzas, para incrementar su productividad y su bienestar general.
El movimiento cooperativo tendrá que trabajar con los responsables políticos de la vida del país para garantizar que se reconozca la naturaleza específica de las cooperativas, comprendiendo su naturaleza contraria al riesgo y con una respuesta política consistente que garanticen que no salgan perjudicadas por los cambios en el entorno regulatorio; sólo con políticas apropiadas las cooperativas seguirán siendo capaces de impulsar la recuperación nacional.
El movimiento cooperativo se enfrenta a una oportunidad sin igual. Debe superar el reto y demostrar que el modelo alternativo de empresa cooperativa es el mejor interprete para solucionar los problemas de las sociedades a través de su principal basamento; la economía social.
Para terminar nos resta preguntarnos; ¿Conocerán estas realidades y serán tenidas en cuenta estas consideraciones cuando asuman los nuevos legisladores electos en la jornada electoral del 27 de octubre en nuestro país? Si lo hacen, se hará justicia.
En tanto decimos  “Bienvenido el día 4 de julio de 2015, Día Internacional de las Cooperativas, celebrémoslo en paz y armonía”.
Segundo Camuratti