lunes, 21 de septiembre de 2009

Homenaje póstumo

A través de los medios de comunicación hemos conocido hace pocas horas la infausta noticia del fallecimiento del Dr. Aarón Gleizer.

A la edad de 76 años desaparece una de las mentes más claras, precisas e idóneas que tenía el movimiento cooperativo de Argentina.

Estudioso al máximo de los conceptos colectivos del genuino cooperativismo, supo discernir en sus profundos análisis de la realidad el verdadero propósito del acto cooperativo, en la construcción de un sistema alternativo de economía, la social, identificada con la necesidad de importantes sectores de la sociedad para solucionar sus problemas por medio de la instancia solidaria.

En el pedestal de su obra oral y escrita supo mantener siempre, como guía y argumento, el significado de los valores y principios cooperativos defendidos con férrea concepción doctrinaria.

Quienes tuvimos la oportunidad de acompañarlo durante muchos años en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, siempre supimos que acudíamos en su persona al memorioso docente en la búsqueda de la orientación autentica como referente para encauzar nuestra tarea, en el convencimiento de que sus deducciones sobre el camino a transitar iban a ser las mas precisas y verdaderas a tener en cuenta.

Aquellos que tengan la voluntad y la posibilidad de investigar su excelente trayectoria, podrán extraer y utilizarlo como ejemplo en la lectura que se debe hacer, de una persona que dedicó su vida y su esfuerzo, en la tarea de servir a un movimiento que le debe mucho por todo lo realizado en el ideario de apuntalar la pureza, de un sistema que expresa en sus actitudes el contenido solidario del sentimiento humano.

Sentido Solidario no puede menos que recordar y rendirle el merecido homenaje a un grande cooperativista, lamentando el hecho de no haber conocido en tiempo su deceso, algunos sabrán porque, para acompañarlo a su última morada.

Segundo Camuratti

jueves, 17 de septiembre de 2009

De qué cooperativismo hablamos 3ra. parte

(Final entrega anterior) “Esta referencia nos indica que el pragmatismo, con diversas variantes, llega hasta nuestros días y está en la práctica de muchas de las cooperativas actuales”.

Lo queremos dejar señalado porque de ese distinto compendio de ideas surgen luego dos modelos; “cooperativa empresa ó empresa cooperativa”, demostrativos de que existe una figura contrapuesta en el objeto social que las distingue. (2)

Sin embargo tanto unas como otras son entidades que han nacido o nacen dentro del espectro económico-social de los países, con una infinidad inconmensurable de matices que los unen o separan, dispersos o diversos –cualquiera de estas dos acepciones caben-, quizás por el predominio de las diferentes ideas que reflejan la realidad del pensamiento existente en la comunidad que las instala.

No pretendemos en este encuadre de situación atenernos a establecer parámetros referidos sobre las cualidad de los distintos modelos de entidades que alberga el movimiento cooperativo, por lo tanto no está implícita la intención de pecar por no ser imparciales; tenemos posición tomada desde un primer momento, -lo citamos como argumento de este trabajo- y por lo tanto lo titulamos “de que cooperativismo hablamos”.

Señalamos, eso sí, la existencia de distintas corrientes cooperativas y su influencia para que las tengan en cuenta al evaluarlas cada cual desde su punto de vista respetándolos, pero queremos dejar en claro a la vez que nos hemos apoyado desde siempre en aquella corriente que se nutre del pensamiento de los socialistas utópicos, cuyos valores fundamentales son la adhesión voluntaria a la cooperación, la solidaridad, la democracia participativa, la ayuda mutua, la propiedad común de los medios de producción, (entendiendo por propiedad común a la misma cooperativa) y el acto colectivo de dar para recibir.

Pero para que este modelo se haga realidad efectiva, tiene que sobrepasar del mensaje dialectico a la realización concreta demostrando que la idea es posible llevarla a la praxis, sino todo queda formalmente incorporado al manual de las buenas intenciones.

Es indispensable reunir los elementos esenciales que contribuyan a convertirse en una de las maneras mas adecuadas para desarrollar una nueva construcción transformadora en la economía social, que permita enfrentar al pensamiento dominante que propicia el individualismo exacerbado, que margina a una gran parte de la población, empobrece a la mayoría y fractura la sociedad.

En el transcurso del tiempo lo esencial es no perder la memoria, como fiel testigo esta nos tiene que acompañar permanentemente en cada uno de los momentos que vivimos, recordándonos hechos a veces gratos, y otros quizás no tanto, que nos permitan alimentar la perseverancia que nos lleve a continuar las tareas detrás de los objetivos básicos que nos plantea la cooperación, partiendo del supuesto qué, “Para los pueblos que no tienen memoria se les hace muy difícil escribir su historia”.

Debemos comprender que no es precisamente el libre albedrío sino los principios cooperativos quienes deben proyectar la base sobre la cual se asiente la organización estructural y el funcionamiento institucional de toda cooperativa.

Podemos demostrar con elementos precisos que el sustento de la cooperación, ha sido y será la correcta aplicación de esos principios que privilegian lo colectivo por sobre lo individual, enmarcados dentro del universo conceptual de la solidaridad, único precepto que no admite la alquimia de pretender integrar al sujeto, la persona humana, con el capital, el objeto, en una mixtura ambivalente que jamás podrá fraguar.

(2) Ver Blog Tiempos de reflexión. 21/07/09

Continuará

lunes, 7 de septiembre de 2009

De qué cooperativismo hablamos 2da. parte

Segunda entrega

(Final entrega anterior; “En esos claros conceptos podemos encontrar las bases sustentables de la cooperación”.

Decimos esto con la sola pretensión de traer a la memoria los socialistas utópicos tal como se los conociera en la segunda década del siglo XVlll, recordando algunos de esos nombres y de las ideas fuerza de Saint Simón, Owen y Fourier, orientadas en el sentido de transformar la sociedad a través del cooperativismo mediante la comunidad de bienes y la distribución equitativa del producto generado; así entraron en la historia.

Pero no todo eran utopías puesto que se hicieron experiencias en diversos lugares del mundo con estas ideas y fue precisamente muy cerca de Owen donde la mayor parte de sus teorías se hicieron realidad y perduran hasta nuestros días. En ellos debemos reconocer a los verdaderos pioneros de la cooperación.

Como todo en la historia siempre tiene un antes y un después, estos cooperadores sirvieron de modelo para lo que consideramos el origen de la configuración cooperativa: los llamados "Pioneros de Rochdale", quienes fueron prácticos, ya no vieron en la cooperación un instrumento de cambio social, sino una forma de resistencia, de defender sus magros salarios enfrentando a los monopolios con cooperativas de consumo.

Los humildes tejedores de la población de Rochdale, 28 en total, se surtieron de gran parte de la doctrina de Owen para expresar los “Estatutos de la Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochadle”, nombre con el cual fueron conocidos.

Colocaron un hito muy importante en la organización de la cooperación, esto debemos reconocerlo, porque supieron y consiguieron encasillar un pensamiento dentro de determinadas reglas, -quizás solo dentro de lo posible-, y lo tornaron realidad a través de hechos concretos, que le permitieron afianzar ideas que ya habían sido esbozadas con anterioridad.

Lo hicieron posible en momentos claves para una sociedad ansiosa de cambios, pero cometieron una desviación pragmática; trataron de desarrollar el cooperativismo en la realidad de la crisis del capitalismo de ese momento -años después de los pioneros- y se dieron normas de cooperación, de actividad, de educación, pero no implantaron como instrumento permanente la transformación de la sociedad, aunque entre ellos había debate; justo es decir que cinco de esos tejedores representaban con su idea al socialismo utópico.

Va a ocurrir así en el cooperativismo desde entonces,-debates que aún continúan hoy-, porque existen distintas escuelas de interpretación del cooperativismo.

Partiendo de la base del pensamiento de los socialistas utópicos desde el siglo XVlll hasta el día de hoy, podemos eslabonar una larga cadena de realizaciones cooperativas cubriendo un amplio escenario en el transcurso del tiempo, logrando consolidar una corriente cooperativa volcada a cumplir la función de servicio como objeto esencial de los asociados a las mismas, que utiliza además como estandarte la transformación de la sociedad, que en lo real, no ha avanzado mas allá del aspecto formal de la identificación hasta ahora.

Con el correr del tiempo otras corrientes cooperativas en cambio llevan inherentes la imitación de lo que en lo humano representa la síntesis del proceso biológico de la mutación; al estar inmersos en el sistema capitalista y como reflejo del régimen diversas cooperativas han tomado el camino de la adaptación al mismo absorbiendo el patrón de la economía de mercado, devenido como soporte del proyecto neoliberal a partir de la década de los años setenta del siglo pasado, incorporando en su accionar cotidiano los males y los vicios de las entidades capitalistas, confundiendo al sujeto con el objeto.

Esta referencia nos indica que el pragmatismo, con diversas variantes, llega hasta nuestros días y está en la práctica de muchas de las cooperativas actuales.

Continuará

martes, 1 de septiembre de 2009

El significado de la solidaridad

Entendemos que ha llegado el momento para deducir que significa cuando ponemos bajo el rotulo de sentido solidario lo que estamos escribiendo en estos mensajes, haciendo conocer opiniones personales con planteos que pueden ser discutibles en toda instancia y dimensión, sin perder de vista el análisis del elemento subjetivo.

Hoy más que nunca se hace necesario debatir y trabajar en la difusión de las ideas, para lograr que estas se constituyan en el baluarte y el aporte del pensamiento del imaginario colectivo en el esclarecimiento sobre que modelo debe incorporar la sociedad para establecer el equilibrio social.

Debemos instalar en la conciencia el sentido de que los sectores populares sean quienes lideren los movimientos sociales –siempre los más que menos tienen- con instrumentos de transformación, es decir las ideas, reivindicando el hecho de asumir la modificación del actual sistema injusto y carente de equidad en la distribución de la riqueza, por otro más solidario.

Para disimular su condición, la intolerancia de los que niegan la transformación, fabrica argumentos cuando no los tiene para sostener al modelo, pero la historia enseña que se podrá atrasar el reloj pero no se puede impedir que el tiempo avance.

Los cooperadores no podemos de ninguna manera, aceptar esta realidad con resignación, como una fatalidad de la naturaleza. Se debe tener en claro algo que es inherente a la persona humana y que ni la revolución tecnológica ni el adelanto de la ciencia podrá reemplazar, a menos que este avance logre sustituir en todos los órdenes al individuo transformándolo en un robot; la solidaridad.

Damos por descontado que el sujeto solidario al cual nos referimos trasciende el acto cooperativo – ya de por si incluido- ingresando dentro del quehacer de los individuos en su comportamiento de la sociedad donde habita.

Para hacerlo más sencillo de comprender diríamos que debemos tener en cuenta que la solidaridad no es caridad, porque es muy frecuente comprobar que se confunden estas cualidades como sinónimos.

La solidaridad se encuadra en una acción recíproca, es dar para recibir, como un hecho propio del sentimiento humano tanto en lo material como en lo social. De la misma manera deducimos también que el trabajo, -elemento esencial en la producción de riqueza- es producto social. Por lo tanto desde distintas esferas y en múltiples actividades diferentes, todos trabajamos para el producto social.

Este producto social después va teniendo propietarios que se quedan con él y otros que se quedan sin nada, estos últimos son quienes luego de toda una vida de trabajo están en un alto porcentaje con su jubilación por debajo de la línea de pobreza junto a los restantes convertidos en indigentes o marginales, siendo éste el fenómeno más saliente de nuestra época.

Siempre a sido así en la vigencia del capitalismo, pero ahora el drama es más conmovedor que nunca, siguen faltando políticas que lleven a la reinserción social de los excluidos, porque el patrón distributivo de la riqueza instalado actualmente esta divorciado de la equidad.

Para que esto se de así solo hay un responsable, el estado, porque no interviene como debe en la economía a través de leyes y mecanismos regulatorios, también equitativos, que permitan constituirse en el eje principal de la producción y la distribución con equidad de la riqueza.

La equidad en todos los órdenes de la vida de un país es el único argumento que nos puede llevar a incorporar la solidaridad dentro de la sociedad para lograr salidas concretas y verdaderas en la actual situación, por eso decimos; “Sin solidaridad no hay futuro”.