Lo dijimos en junio pero es hora de
repetirlo
Estamos
convencidos desde un primer momento que esto es posible porque existen ejemplos
concretos dentro de la sociedad cuando ésta se involucra, a contribuir
encarando proyectos concordantes con la manera de actuar de la cooperación,
siempre desde el punto de vista del carácter principista que ésta tiene al
aplicar el acto solidario en su cometido.
Por eso comenzamos la tarea
exponiendo que es una cooperativa y que significa ella ubicándola dentro del
sector de las empresas de la economía social, sin pretender por eso que esto
fuese la expresión exclusiva del ámbito donde debe actuar una cooperativa, dado
la esencia superadora que contiene para generar bienestar, no solo dentro de la
membresía que la compone, sino mostrando como reflejo hacia el exterior la
imagen de lo que significa la democracia participativa en la gestión para
beneficio del país en su conjunto.
En todo este período fuimos haciendo
conocer el pensamiento, (permítaseme la licencia de expresarme en plural),
sobre uno de los elementos básicos que debe primar en la acción de la empresa
cooperativa, y el porqué su dirección debe ser ejercida por la opinión colectiva de sus componentes,
por lo tanto nadie podrá arrogarse el derecho de adueñarse de las decisiones
que se deban aplicar para el funcionamiento de la entidad resolviendo por sí, a
espaldas del resto del grupo de integrantes que la compone porque no le
corresponde.
Mencionar economía social no
significa hablar con conceptos abstractos como si ésta fuese una entelequia,
solo pretendemos poner blanco sobre negro para que se comprenda la actividad de
sectores importantes de la sociedad que contribuyen con su esfuerzo al proceso
económico definiendo un estilo sustentable que coadyuva a resolver situaciones
que la economía general no hace; menos la empresa privada porque la actividad
no es lucrativa, y tampoco por el Estado porque no puede o no le interesa, por
lo tanto no son tenidos en cuenta como expresión de la realidad.
Realizado el diagnostico situacional
de las etapas transcurridas en la vida del país de muchos años a esta parte,
vemos dominada la orientación de su economía y por ende la estructura social
emergente de dicho proceso por criterios y preceptos políticos del
neoliberalismo que continúan aún instalados; pese a que algunos políticos con
vigencia posicional pequen de inocencia y sigan insistiendo que la etapa
neoliberal a sido superada, los hechos los desmienten.
Si aún continúa vigente la Ley de entidades financieras
de la última dictadura militar y una
parte de la reforma de la
Carta Orgánica del Banco Central de la década de los 90 es su
soporte obedeciendo a la misma estructura, es muy ingenuo decir porque no se
puede alegar bajo ningún concepto que la etapa neoliberal a sido superada, más
aún la concentración de la economía está cada vez más vigente.
Si luego de décadas donde los
gobiernos que participaron en la dirección del país no actuaron o no fueron
capaces de modificar esta situación y gobernaron acotados por ese sistema
podemos mencionar el dicho popular de que “en el pecado está la penitencia”;
por lo tanto si no fueron capaces de cambiar las cosas cuando estaban dadas las
condiciones para lograrlo, no vale la pena y sería incomprensible las quejas
ahora.
Es por eso que hablamos de “Un largo
camino a recorrer”, revertir este proceso llevará mucho tiempo aún porque la
única salida estará dada si las condiciones y la construcción de ese camino se
realiza entre todos, con consenso, humildad y sin soberbia, para lograr otro
modelo de país que pueda ser vivido para bien de todos.
La base sustentable de ese camino no
necesita el concreto del cemento ni el pedregal del afirmado; el concreto
deberá ser reemplazado por el sustento de las ideas de cambio progresistas en
la búsqueda del bien común, y el afirmado, a través de la sana convicción de
que eso es posible; solo basta instalar leyes, reglamentaciones y ética en la
función de gobierno que ejecuten una equitativa
distribución de la riqueza, donde todos participen por igual de acuerdo
a la ubicación económica de cada uno en el deber del poner y del recibir.
Por otra parte, la sociedad debe entender y tomar conciencia de la necesidad de la intervención del Estado en la economía como una gran cámara compensadora, que maneje con equilibrio equitativo hacia donde deben dirigirse y a quienes, los fondos generados por el producto bruto interno.
Por otra parte, la sociedad debe entender y tomar conciencia de la necesidad de la intervención del Estado en la economía como una gran cámara compensadora, que maneje con equilibrio equitativo hacia donde deben dirigirse y a quienes, los fondos generados por el producto bruto interno.
La riqueza no puede ser privilegio de
algunos pocos en detrimento de otros, sino de todos los habitantes del país que
son quienes la generan; de los que aportan el capital y de todos aquellos que
con su trabajo son los artífices que construyen la acumulación de esa riqueza.
De más está decir que en el 2013 y luego de las elecciones del mes de octubre se deberá reiniciar un nuevo
camino cambiando el rumbo por otro
que aunque a algunos no les agrade
revierta este proceso.
Segundo Camuratti