Entendemos que a esta altura del
año a llegado el momento de reflexionar sobre algunos temas referentes al
cooperativismo argentino, que asemeja estar instalado en una meseta casi estática
que le impide avanzar como lo debería
hacer, todo movimiento que se precie de ser un componente importante y necesario
en la vida de todo país.
Manifestar como ejemplo de la
construcción cooperativa una razón de ser, puede ser el incentivo más
importante a exhibir por las realizaciones cooperativas, demostrativo de que las
entidades nacidas en la necesidad de cubrir espacios vacíos de la sociedad con
solidaridad y ayuda mutua teniendo como base la autogestión, pueden avanzar
demoliendo uno de los pilares sostenedores de las estructuras del capitalismo;
la intermediación parasitaria y la exclusión social.
Sería muy bueno tener en cuenta lo que vulgarmente se dice que para muestra basta un botón; lo que
pretendemos reflejar con esto son las
muchas entidades privadas caídas en la marcha de su actividad por las políticas
de libre mercado, que renacieron como el ave fénix de sus cenizas por la
gestión de sus trabajadores, que se dieron a la tarea de reflotar esos
emprendimientos y hoy integrados en la economía social como cooperativas resuelven
la inclusión y dinamizan la economía.
El tesón de su empeño los llevó
a conseguir un encuadramiento laboral que los pone a cubierto de la voracidad
capitalista que pretendía reconquistar sin costos lo que ellos mismos
destruyeron.
Nada se consigue sin esfuerzo,
mas aún si ese esfuerzo es colectivo porque lleva inmerso el acto solidario de
dar para recibir, demostrativo de lo que se puede hacer cuando se está
convencido de lo que se hace.
Lo queríamos dar como ejemplo de
la vigencia subjetiva de la cooperación para levantar los ánimos; la
cooperación no se puede caer nunca
mientras la persona humana no se agote como un fin en si mismo, abandonando el
habito de pensar.
Por eso se hace necesario un
llamado de atención en la etapa que
transitamos, para que los dirigentes políticos y sociales de todos los sectores
dejen sus desencuentros personales, y pongan en uso sus facultades mentales comenzando a pensar en positivo por sobre las
reminiscencias vulgares de antaño y sus
propias pretensiones, para acordar un
país respetando las diversidades teniendo presente que este se hace entre todos
sino no se hace.
Segundo
Camuratti