martes, 19 de abril de 2011

La identidad de las cooperativas

Cuando se analiza la identidad de una cooperativa es bueno recordar algunas cosas porque a veces notamos que la realidad es otra, al estar inmersas en el sistema capitalista y como reflejo del régimen, muchas cooperativas han tomado el camino de la adaptación al mismo, incluyendo en su labor cotidiana los vicios y los males de las entidades capitalistas, confundiendo al sujeto con el objeto.

Cuando así sucede, se estaría fallando en la lectura e interpretación de lo que debería hacerse, equivocando el camino y adoptando maneras de actuar que no se ajustan al pensamiento subjetivo implícito que personifica la identidad cooperativa. La disyuntiva sigue existiendo aún hoy entre lo que representa – si bien puede aparecer como un juego de palabras – la cooperativa empresa o la empresa cooperativa- partiendo de la base de como empieza y termina su función.

Son dos modelos de entidades que aunque la inversión de las palabras las asimilen no responden a la misma concepción.

Por un lado, está la cooperativa empresa estructurada como sujeto de un fin en sí mismo, que al adaptarse al sistema dominante se constituye en empresa capitalista, modificando su manera de actuar al tratar como objeto a su membresía; aquí lo importante es la cooperativa.

Por el otro está la empresa cooperativa como objeto de servicio respetuosa de los principios cooperativos, que tiene como función el hacer centro de su gestión en la atención que le brinda el servicio al asociado, el sujeto, cubriendo sus necesidades y tratándolo con equidad y solidaridad como corresponde al mostrarlo como ente colectivo; a la vez lo acompaña en su preocupación por los demás en la sinergia del trabajo conjunto y lo ayuda a construir un distinto sistema de vida que contribuye a mejorar su posición social; aquí lo importante es el asociado.

Como se verá el axioma de “el orden de los factores no altera el producto” aquí no cuaja; el orden de los factores si altera el producto.


Segundo Camuratti

miércoles, 13 de abril de 2011

Aportes para un debate Pra. Parte

El día que se decidan quienes puedan conseguir numero para citar a un nuevo Congreso Argentino de la Cooperación, si es que les interesa llevarlo a cabo, deberían proponer un temario lo mas amplio posible, que avance en la tarea de dimensionar que se quiere hacer de la cooperación y desde la cooperación.

Para establecer esos parámetros hoy más que nunca se hace necesario debatir y trabajar con tiempo la difusión de las ideas, para lograr que estas se constituyan en el baluarte y el aporte del pensamiento del imaginario colectivo solidario en el esclarecimiento, sobre que modelo debe incorporar la sociedad para establecer el equilibrio social volviendo a las fuentes originarias del ideario cooperativo que proponía la transformación de la sociedad.

Para llegar a ello tendrá que instalarse en la conciencia del individuo el sentido de que los sectores populares sean quienes lideren los movimientos sociales –posiblemente siempre los más que menos tienen- con instrumentos de transformación, es decir las ideas, reivindicando el hecho de asumir la modificación del actual sistema injusto y carente de equidad en la distribución de la riqueza, por otro más solidario, eje central del modelo cooperativo.

Pero eso no se realiza por generación espontánea, debe ser el análisis de los problemas no cumplidos en años anteriores con la incorporación de otros proyectos sustentables y la construcción de alternativas, que partiendo de la base del irresuelto y mezquino esquema de hasta donde se quiere llegar, que aun existe, realice un estudio concreto de las posibilidades existentes para concretarlo.

Igual que cualquier sector económico social que pretenda incidir en el avance para mejorar su posición, el sistema cooperativo no puede seguir nutriéndose de la coyuntura solo como eje principal de subsistencia, sin planes de largo plazo que abarquen de una vez por todas la necesidad de pasar de los buenos deseos a proclamar y trabajar por y para el movimiento cooperativo.

La materia pendiente, que no se rinde desde siempre, porque ni siquiera se estudia por no tener desarrollada una base curricular ni planeamiento intelectual cierto en su diseño para poder rendirla, (y su existencia depende por supuesto directamente del azar), es la integración de todo el movimiento cooperativo y debe ser tenido como prioritario y punto de partida de cualquier debate.

Los movimientos, especialmente el cooperativo si se precia de tal, al no estar integrado con sus consensos y disensos, no deja de ser solo una entelequia irreal y difusa; impedidos de actuar por la enorme carga subjetiva que involucra a los dirigentes atravesados por intereses particulares, (políticos y otros), que nada tienen que ver con los postulados de la cooperación que dicen representar.

Segundo Camuratti Continuará

martes, 5 de abril de 2011

Volvemos a la carga



Insistir para que, diría el vulgo, si no nos van a hacer caso, los intereses superarán los planteos populares y las necesidades del movimiento cooperativo.

Si claro, el pensamiento del cooperador nato no consigue entender la parsimonia de los dirigentes en cumplir sus promesas porque posiblemente estos tienen entre manos cosas más importantes; nos reunimos como dirigentes dirán porque para eso nos designaron y por eso estamos, y las tareas urgentes las resolvemos cuando hacen falta de acuerdo a las necesidades del movimiento y talvez añadirían: no podemos hacer un nuevo Congreso Argentino de la Cooperación en el tiempo que nos fijamos porque para hacerlo, necesitamos consensos que no los tenemos, por lo tanto el Congreso va a fracasar.

Con esos criterios también nosotros estamos convencidos y podemos asegurar que el Congreso va a fracasar, porque tal como se plantea es un análisis de dirigentes atravesados por intereses personales difusos acordes a su manera de pensar; y el resto, ese resto que es el universo de cooperadores que comulgan con la ideología cooperadora no cuentan, como diría la calle; son de palo.

Cuando la dirigencia no puede cumplir con las pautas asumidas en un congreso soberano debe hacerle conocer al inmenso conglomerado humano que reúne su cofradía, el cooperativismo, cuales fueron o son las causas que impidieron llevar a cabo las decisiones tomadas en esos determinados momentos.

En el libro editado en el año 2006 por las dos federaciones de tercer grado convocantes, Cooperar y Coninagro, compilado con todas las actividades y resoluciones del Congreso Argentino de la Cooperación 2004, en el preámbulo o prologo del mismo los dirigentes dicen muy sueltos de cuerpo, “Los logros obtenidos a través del Congreso de 2004 son la base, el cimiento del Congreso Argentino de la Cooperación 2007. El Congreso Argentino de la Cooperación se seguirá convocando cada 4 años de manera tal que tendrá continuidad, manteniendo viva la llama de los principios cooperativos”. (SIC).

Si los principios cooperativos son sostenidos solo por los Congresos Argentinos de la Cooperación, hoy no tendríamos principios ni cooperación; haciendo algunas consideraciones lineales sobre el tema podríamos decir que no deberían existir dirigentes de palabra fácil y difícil cumplimiento dentro del movimiento cooperativo argentino, porque ya han transcurrido 7 años y de lo prometido aún no pasó nada.

El año 2012 ha sido designado el Año Internacional de las Cooperativas por la Alianza Cooperativa Internacional y por lo tanto ese año puede ser el momento adecuado para celebrar un nuevo Congreso Argentino de la Cooperación, rindiendo la materia pendiente de no haber cumplido en tiempo y en forma con la palabra empeñada por los dirigentes en su momento.

Es cierto que organizar un nuevo congreso demanda mucho tiempo y por lo tanto habría que decidirlo ya e iniciar la tarea inmediatamente; se podrá decir que el año que transitamos está ocupado por una extensa agenda electoral y que muchos dirigentes, al actuar en política les va a ser difícil soportar las dos actividades.

En función de ello y haciendo juicio de valor, no todos los dirigentes ejercen actividades políticas y los estatutos de la entidad cooperativa admiten pedidos de licencias que pueden se cubiertos por sus respectivos sustitutos; a menos que algunos de ellos pequen de ser indispensables y los consejos queden diezmados de consejeros.

También puede ser que haya dirigentes que utilizan al movimiento cooperativo como trampolín para llegar a la política en vez de llegar a la política para defender los intereses del movimiento cooperativo.



Segundo Camuratti