domingo, 19 de mayo de 2013

La gota de agua orada la piedra


Volvemos a incursionar nuevamente sobre temas ya expuestos en otras oportunidades  considerados como actividades de bien común, invitando a los cooperadores junto a la sociedad a través de aquellos ciudadanos que, interesados a colaborar en la función de  aportar con ideas y opiniones en el sentido de tomarlo como una carga pública, (el futuro del país amerita este esfuerzo), posibiliten elaborar propuestas abarcadoras para modificar la situación de las múltiples necesidades que afronta el país, ante la falta de equidad distributiva expuesta por el sistema hasta el presente, contribuyendo con proyectos a resolver problemas de sectores importantes de la población, (los mas que menos tienen), en la búsqueda del mejoramiento de su sistema de vida, haciendo centro en  el factor subjetivo que representa la figura humana.
Estamos convencidos desde un primer momento que esto es posible porque existen ejemplos concretos dentro de la sociedad cuando ésta se involucra, a contribuir encarando proyectos concordantes con la manera de actuar de la cooperación, siempre desde el punto de vista del carácter principista que ésta tiene al aplicar el acto solidario en su cometido.
Por eso comenzamos la tarea exponiendo que es una cooperativa y que significa ella ubicándola dentro del sector de las empresas de la economía social, sin pretender por eso que esto fuese la expresión exclusiva del ámbito donde debe actuar una cooperativa, dado la esencia superadora que contiene para generar bienestar, no solo dentro de la membresía que la compone, sino mostrando como reflejo hacia el exterior la imagen de lo que significa la democracia participativa en la gestión para beneficio del país en su conjunto.
En todo este período fuimos haciendo conocer el pensamiento, (permítaseme la licencia de expresarme en plural), sobre uno de los elementos básicos que debe primar en la acción de la empresa cooperativa, y el porqué su dirección debe ser ejercida por la opinión colectiva de sus componentes, por lo tanto nadie podrá arrogarse el derecho de adueñarse de las decisiones que se deban aplicar para el funcionamiento de la entidad resolviendo por sí, a espaldas del resto del grupo de integrantes que la compone porque no le corresponde.
Mencionar economía social no significa hablar con conceptos abstractos como si ésta fuese una entelequia, solo pretendemos poner blanco sobre negro para que se comprenda la actividad de sectores importantes de la sociedad que contribuyen con su esfuerzo al proceso económico definiendo un estilo sustentable que coadyuva a resolver situaciones que la economía general no hace; menos la empresa privada porque la actividad no es lucrativa, y tampoco por el Estado porque no puede o no le interesa, por lo tanto no son tenidos en cuenta como expresión de la realidad.
Realizado el diagnostico situacional de las etapas transcurridas en la vida del país de muchos años a esta parte, vemos dominada la orientación de su economía y por ende la estructura social emergente de dicho proceso por criterios y preceptos políticos del neoliberalismo que continúan aún instalados; pese a que algunos políticos con vigencia posicional pequen de inocencia y sigan insistiendo que la etapa neoliberal a sido superada, los hechos los desmienten.
Si aún continúa vigente la Ley de entidades financieras de la última dictadura militar y  una parte de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central de la década de los 90 es su soporte obedeciendo a la misma estructura, es muy ingenuo decir porque no se puede alegar bajo ningún concepto que la etapa neoliberal a sido superada, más aún la concentración de la economía está cada vez más vigente.  
Si luego de décadas donde los gobiernos que participaron en la dirección del país no actuaron o no fueron capaces de modificar esta situación y gobernaron acotados por ese sistema podemos mencionar el dicho popular de que “en el pecado está la penitencia”; por lo tanto si no fueron capaces de cambiar las cosas cuando estaban dadas las condiciones para lograrlo, no vale la pena y sería incomprensible las quejas ahora.
Es por eso que hablamos de “Un largo camino a recorrer”, revertir este proceso llevará mucho tiempo aún porque la única salida estará dada si las condiciones y la construcción de ese camino se realiza entre todos, con consenso, humildad y sin soberbia, para lograr otro modelo de país que pueda ser vivido para bien de todos.
La base sustentable de ese camino no necesita el concreto del cemento ni el pedregal del afirmado; el concreto deberá ser reemplazado por el sustento de las ideas de cambio progresistas en la búsqueda del bien común, y el afirmado, a través de la sana convicción de que eso es posible; solo basta instalar leyes, reglamentaciones y ética en la función de gobierno que ejecuten una equitativa distribución de la riqueza, donde todos participen por igual de acuerdo a la ubicación económica de cada uno en el deber del poner y del recibir.
Por otra parte, la sociedad debe entender y tomar conciencia de la necesidad de la intervención del Estado en la economía como una gran cámara compensadora, que maneje con equilibrio equitativo hacia donde deben dirigirse y a quienes,  los fondos generados por el producto bruto interno.
La riqueza no puede ser privilegio de algunos pocos en detrimento de otros, sino de todos los habitantes del país que son quienes la generan; de los que aportan el capital y de todos aquellos que con su trabajo son los artífices que construyen la acumulación de esa riqueza.
De más está decir que en el 2013 y luego de las elecciones del  mes de octubre se deberá reiniciar un nuevo camino cambiando  el rumbo por otro que  aunque a algunos no les agrade revierta este  proceso.
Segundo Camuratti

martes, 14 de mayo de 2013

El hombre solidario

Se suele decir por muchos que se debe lograr una mejor distribución de la riqueza y una mejor calidad de vida, pero esto como pensamiento en sí es abstracto porque la mayoría no se expresa en como y porqué esto no se hace.
Al manifestarse no tienen en cuenta que los medios existen, o lo que es peor no se animan a decirlo, porque las vías conducentes para lograrlo significa intervenir en intereses que, (dentro del actual sistema), aparecen como intocables.
La vía principal debería ser una ley que permita instrumentar a través de una “reforma tributaria” lo que se pregona, orientada ésta en la concepción de quién más gana más tribute pero nadie avanza en ello, a pesar de los distintos y variados encuadres políticos hoy instalados en función legislativa; ni la fragmentación de los diversos sectores de la izquierda como expresión del principismo dogmático en la búsqueda de otro país posible, ni de las derechas vernáculas sosteniendo el “estatus quo” que no es otra cosa que la defensa de sus propios intereses.
La otra vía sí es incumbencia de la sociedad en su conjunto en cuanto a encontrar las salidas a través de organizaciones colectivas que asuman la actividad económica con sentido social: verbigracia, la función cooperativa tanto en lo laboral como en lo empresario.
Para llevar a cabo esto, también el movimiento cooperativo deberá adecuarse para avanzar hacia un estadio superior al conocido hasta el presente en la construcción de un nuevo esquema funcional, proponiendo a los encolumnados en ella a pasar a través de lo local al ámbito global para encarrilar los problemas puntuales del individuo asociado a la cooperativa transformándolos en generales, incursionando en una fase superior que conlleve a resolver no solo el hecho particular de ese individuo, sino que lo incorpore estatutariamente al asociarlo en la búsqueda del cambio cultural en su sistema de vida como acto político, (que también es social), avanzando hacia un modelo distinto de sociedad que permita el nacimiento de un deseo sistemáticamente pregonado pero no alcanzado plenamente: El hombre solidario.
Debemos tener en cuenta que hay algo que es inmanente a la persona humana y que ni la revolución tecnológica ni el adelanto de la ciencia podrá reemplazar por no aportar valores subjetivos; a menos que este enclave logre sustituir en todos los órdenes al individuo transformándolo en un robot: la solidaridad.
Posiblemente para algunas corrientes de opinión de la cooperación esto suene como sacrílego, pero no es así, lo que debemos tener en cuenta es que estamos viviendo problemas diversos dentro de otro modelo de país. A quienes piensen que pretendemos cambiar el sentido de lo que hasta hoy vinimos sosteniendo podemos decirles que pueden quedarse tranquilos. No aspiramos a cambiar la esencia de la cooperación porque respetamos a rajatabla sus principios, es más, los reafirmamos dándoles más amplitud y posibilidades en su manera de actuar ante la realidad emergente para bien de la sociedad.
EL cooperativismo debe contribuir a resolver problemas tales como la salud, la educación, la alimentación, y el esparcimiento de los individuos como garantía de que al asegurar la mayor libertad de su tiempo para pensar, esta le permita reorientar su trabajo imprimiéndole el rasgo utópico de su carácter altruista.
Segundo Camuratti
 
 
 

domingo, 5 de mayo de 2013

Educación Cooperativa


Se confunde cuando desde el imaginario colectivo se incorpora  la visión del cooperativismo como una asociación gremial de un sector de la sociedad y lo confunde como hecho común; sin tener presente que ello significa desviar el eje del entramado social que lo compone porque los cooperadores van por más, al anhelar construir una nueva sociedad con auténticos valores solidarios que vertebren una equitativa distribución de la riqueza para  construir  un mundo más igualitario y fraterno.
No es pecar de soberbia el pretender esto que decimos, es solo despertar desde lo cognitivo la conciencia del sujeto, para que entienda que  la exaltación  del individuo es solo el producto de los resultados de acertar en las circunstancias que transmiten acciones que llevan a la persona humana, como factor social, a disponer de herramientas para conseguir un mejor sistema de vida.La educación, y especialmente la educación cooperativa nutre y despierta en el ser humano valores que contribuyen en buena medida a ir formando conciencia en las personas de que el individualismo como esencia engendra el aislamiento  conduciéndolo  por un estrecho corredor que lo lleva  a separarse  del universo en que vive.
Si tenemos en cuenta esto vamos a llegar a la conclusión de la imperiosa necesidad de que sin la educación cooperativa mediante, vamos a tener  solo cooperadores   anclados  por la práctica del trabajo cotidiano.
En cambio distintos serán los cooperadores instruidos como seres  pensantes que están consustanciados teóricamente con las pautas éticas que fijan los principios que norman a la cooperación, desarrollando  el sentir colectivo y solidario.
Por lo tanto, aquellos educadores que logren trasmitir con su tarea el conocimiento detallado, exacto y real de la esencia y la importancia de la cooperación para el desarrollo de la humanidad se convierten en genuinos formadores de conciencia para modelar el nuevo individuo solidario.
Segundo Camuratti

 

 

 

viernes, 3 de mayo de 2013

El cooperativista no nace, se hace. 2da. parte


Mencionamos anteriormente sobre las distintas corrientes, para mejor decir ideológicas que existen dentro del universo cooperativo, y por lo tanto no habremos de identificarlas como entes de pensamiento uniforme que si bien son respetables todas, no pueden conformar un universo único.
Por otra parte sería un error pretender en un mundo unipolar hoy, que la educación cooperativa constituya un andamiaje que trascienda el objeto social de la corriente que lo impulsa generalizando criterios.
En tanto el movimiento cooperativo continúe tal cual funciona actualmente predicando la integración y esta sea solo informal, lo primero y preferible que se puede aplicar para difundirla es una educación cooperativa que conlleve en la práctica, como hecho ineludible e inexcusable, los principios rectores que le dieron vida a la cooperación en su origen.
Lo secundario pero que no le va en zaga por la importancia que tiene, es el rol  que debieran asumir en el quehacer político sus dirigentes por lo complementario  que esto significa; pero este es un tema del que nos ocuparemos más adelante.
La esencia del problema educativo transita por andariveles internos y externos de la identidad cooperativa, partiendo desde la base del sector social y terminando dentro del sector público.
Desde lo interno corresponde considerar la ventaja, si bien es repetitivo el mensaje, de lo que significa  obrar en conjunto por la propia voluntad de los interesados ayudándose los unos a los otros, es decir cooperando para obtener mejores   resultados por el accionar colectivo, que a través del esfuerzo individual.
Para  poder introducir  la idea de actuar así en la gente, ésta debe saber porque tiene que cooperar y como  hacerlo adecuadamente; es aquí donde debe aparecer la ecuación de la educación cooperativa y por lo tanto, este es el principio sustancial y requisito fundamental para aplicarla.
Aunque pueda aparecer como elemento preconcebido y  natural, en la práctica no está demostrado de manera evidente que esto, por entenderse cosa común se de así  en todas partes.
Aquí debemos considerar los distintos enfoques que se dan dentro del movimiento cooperativo sobre como debería desarrollarse  la educación cooperativa teniendo en cuenta el como y el porque en los  factores orientativos de la línea programática que  asume la función de la entidad cooperativa, y si ella es la que se corresponde.
Hemos sostenido con argumentos precisos el doble carácter que debe asumir la identidad de la cooperativa, ser una “empresa eficiente con contenido social” explicando con esto el cómo y el porqué; lo decimos con claridad para que se entienda que la educación cooperativa debe ser sostenida apuntalando esta concepción con equidad y sin desvíos.
Pueden existir y esta probado que así sea, el motivo de producir en distintas circunstancias una afectación en la enseñanza de la educación cooperativa  valorando excesivamente al como sin preocuparse del porqué.
Es decir, el espíritu de la enseñanza se concentra principalmente en el concepto administrativo de la empresa cooperativa en lo técnico y económico ha modo de objeto principal, (el “como”) dejando de lado el educar de manera eficiente el sentido real del movimiento cooperativo como instrumento de transformación de la manera de pensar del sujeto que la integra para mejorar su condición de vida, (el “porqué”).
Esta manera de encarar la educación promueve un desacople específico y perfecto en la ignorancia del doble carácter con que definimos el funcionamiento de la entidad cooperativa, “empresa eficiente con contenido social”.  
       Segundo Camuratti