sábado, 29 de agosto de 2015

Mensaje sobre el acto solidario


Entendemos que ha llegado el momento para deducir que significa cuando ponemos bajo el rotulo de sentido solidario lo que estamos escribiendo en estos mensajes, haciendo conocer opiniones personales con planteos que pueden ser discutibles en toda instancia y dimensión, sin perder de vista el análisis del elemento subjetivo.
Hoy más que nunca se hace necesario debatir y trabajar en la difusión de las ideas, para lograr que estas se constituyan en el baluarte y el aporte del pensamiento del imaginario colectivo en el esclarecimiento sobre que modelo debe incorporar la sociedad para establecer el equilibrio social.
Debemos instalar en la conciencia el sentido de que los sectores populares sean quienes lideren los movimientos sociales –siempre los más que menos tienen- con instrumentos de transformación, es decir las ideas, reivindicando el hecho de asumir la modificación del actual sistema injusto y carente de equidad en la distribución de la riqueza, por otro más solidario
Para disimular su condición, la intolerancia de los que niegan la transformación, fabrica argumentos cuando no los tiene para sostener al modelo, pero la historia enseña que se podrá atrasar el reloj pero no se puede impedir que el tiempo avance
Los cooperadores no podemos de ninguna manera, aceptar esta realidad con resignación, como una fatalidad de la naturaleza o la antinomia del destino.
Se debe tener en claro algo que es inherente a la persona humana y que ni la revolución tecnológica ni el adelanto de la ciencia podrá reemplazar, a menos que este avance logre sustituir en todos los órdenes al individuo transformándolo en un robot; la solidaridad.
Damos por descontado que el sujeto solidario al cual nos referimos trasciende el acto cooperativo – ya de por si incluido- ingresando dentro del quehacer de los individuos en su comportamiento de la sociedad donde habita.
Para hacerlo más sencillo de comprender diríamos que debemos tener en cuenta que la solidaridad no es caridad, porque es muy frecuente comprobar que se confunden estas cualidades como sinónimos.
La solidaridad se encuadra en una acción recíproca, es dar para recibir, como un hecho propio del sentimiento humano tanto en lo material como en lo social. De la misma manera deducimos también que el trabajo, -elemento esencial en la producción de riqueza- es producto social. Por lo tanto desde distintas esferas y en múltiples actividades diferentes, todos trabajamos para el producto social.
Este producto social después va teniendo propietarios que se quedan con él y otros que se quedan sin nada, estos últimos son quienes luego de toda una vida de trabajo están en un alto porcentaje con su jubilación por debajo de la línea de pobreza junto a los restantes convertidos en indigentes o marginales, siendo éste el fenómeno más saliente de nuestra época.
Siempre a sido así en la vigencia del capitalismo, pero ahora el drama es más conmovedor que nunca, siguen faltando políticas que lleven a la reinserción social de los excluidos aunque se diga que no, porque el patrón distributivo de la riqueza instalado actualmente esta divorciado de la equidad.
Para que esto se de así solo hay un responsable, el estado, porque no interviene como debe en la economía a través de leyes y mecanismos regulatorios, pero también equitativos, que permitan constituirse en el eje principal de la producción y la distribución de la riqueza.
La equidad en todos los órdenes de la vida de un país es el único argumento que nos puede llevar a incorporar la solidaridad dentro de la sociedad para lograr salidas concretas y verdaderas en la actual situación, por eso decimos; “Sin solidaridad nunca abra futuro”.

        Segundo Camuratti


miércoles, 26 de agosto de 2015

Punto de inflexión?


Analizando la actual coyuntura se  debería tomar posición en un punto de inflexión que dé comienzo a una nueva era, en la determinación del que hacer del movimiento cooperativo argentino para construir un futuro distinto, que nos lleve a lograr la integración de las corrientes y especificidades detrás de los principios cooperativos e instando  la participación personal de los dirigentes  para  actuar en la gestión política, pero no partidista, del  sector para mejorar las condiciones  del movimiento dentro de la economía social bregando en su defensa y desarrollo, pero separando en todo momento la partidocracia militante personal en que se actúa en la vida privada.
Si no se da vuelta la hoja y se comienza a afirmar el andar del movimiento cooperativo en la verdadera orientación de su accionar independiente y universal, encarrilando la vertiente multiclasista y autónoma como organismo sectorial de la economía social amparado en los principios claros que le dan vida, entendiendo que el desarrollo se debe constituir en el pilar de la unidad de personas que trabajan por el bien común.
Entendemos que es hora de volver a las fuentes para reflotar  la esencia que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, porque los largos años de la influencia del neoliberalismo despaciosamente a logrado insertar metodologías de trabajo economicistas, que han contaminado la función del trabajo colectivo transformando la cultura del nosotros en el yo individualista del mercado dejando de lado el agente social que le da vida.
El factor y la participación de los asociados en el gobierno y la gestión de la cooperativa a dejado de ser el motor de la función social de las entidades, divorciándolas del sentido humanista del sistema laboral colectivo en el trámite de la empresa cooperativa, no comprendiendo que en la economía social la democracia y eficiencia son compatibles en el mercadeo del trabajo.
La educación cooperativa debe ser el principal bastión para empoderar el gobierno y la gestión cooperativa con su participación, marcando la diferenciación sistemática del modelo cooperativo con las economías de mercado teniendo siempre presente que el cooperativista no nace; se hace.
El último capitulo de  larga extensión de un proceso que siempre quedara en la historia del movimiento cooperativo argentino, esta por finalizar sin penas ni gloria para  el cooperativismo  que una vez más pierde la oportunidad de reivindicarse, por las muchas desazones que tuvo que deglutir en su transito por la lavada historia que podrán escribir algunos dirigentes que se auparon a la política partidista, dejando de lado los principios que decían sostener sobre la cooperación, que quisieron dormir el sueño de los justos para no tener que enfrentar la epopeya de la integración.

Segundo Camuratti 

sábado, 1 de agosto de 2015

Siempre Cooperativismo

Plantear que las cooperativas son  el brazo más fuerte  que con solidaridad en lo económico y lo social en lo humano es   el verdadero hecho que sirve como antídoto para   combatir  la concentración y la exclusión  es una razón absoluta y  además es una consigna valedera del mundo de hoy porque es la regla de oro al ser   entidades que incluyen en lugar de excluir en pleno siglo  XXl, y  encolumnan  los hechos comunes que rodean  los ángulos  salientes de la utopía.
Al observar que hoy en día, a raíz de los procesos de privatizaciones originados por la influencia de las políticas neoliberales que azotaron a muchos países llenando las calles de excluidos, supieron imponer su influencia para revertir las situaciones en etapas difíciles de la sociedad;  es por eso que la sociedad debe tener conciencia y considerar que las tareas que desarrollan las cooperativas como organizaciones  sociales,  pueden garantizar la vigencia  de una democracia  coherente y participativa a través de sus principios rectores.
Teniendo en cuenta que la cooperación en su momento fue la respuesta a la Revolución Industrial, excluyente por esencia,  ahora deben seguir siendo  la respuesta al neoliberalismo y la globalización, que algunos cooperadores definieron sin ninguna duda como  el matrimonio degenerado de las últimas décadas, por ser también  ejemplo de exclusión.
En las actuales circunstancias las cooperativas deben ser los agentes que convaliden y aseguren la vigencia de la paz y el trabajo, porque las mismas son una mezcla de mitad pragmatismo y mitad sueño y por lo tanto contribuyen a servir en  defensa de esa economía  solidaria garantizando la armonía para construir un mundo mejor.
En lo que corresponde a la cooperación  podemos examinarla  desde su presencia y de su esencia subjetiva por eso para hacerlo no debemos ignorar sus orígenes y la raíz de su nacimiento en una etapa de la historia previa a la aparición del capitalismo.
Para aquellos que hicieron la valoración del acto cooperativo y de la actividad de servicio que este tiene como actividad principal, podría ser un sacrilegio que alguien tratase de ubicarlo en la confrontación de ideas a un sistema, el capitalismo, dentro del cual en muchas situaciones y lugares logra funcionar; pero jamás  podrá anteponer el egoísmo individualista clasista, al acto solidario de la cooperación.
Preguntarnos si esa raíz tenía injertos del socialismo utópico es lo menos que nos puede asombrar, hay muchos antecedentes sobre el tema que así lo atestiguan, vale la pena mencionar algunos de ellos demostrativos de esa realidad; socialistas utópicos participaron del núcleo de las  28 personas que luego  se dio en llamar “Los Equitativos Pioneros de Rochadle”.    
Sin embargo la propuesta de la entidad cooperativa acepta que si bien todos los bienes son  intangibles, sigue proponiendo la propiedad común de las entidades como eje central de su filosofía humanista.
Segundo Camuratti