lunes, 19 de enero de 2015

Compendio cooperativo


De más de un siglo y medio a esta parte el cooperativismo se fue constituyendo en uno de los grandes ideales humanos que coinciden hoy con las aspiraciones profundas de los pueblos,  que por las exigencias del  tiempo y las necesidades no cubiertas se fue nutriendo de una herencia cultural y valores fundamentales singulares , que al encontrar una clase dirigente capaz y competente convencida de plasmarla,  realizó el milagro de incorporar el acto solidario de su esencia colectiva venciendo al individualismo propio de la sociedad, y la llevo a transformar el trabajo en un servicio cambiando las reglas económicas de la sociedad.
Sin embargo  se debe considerar seriamente que las cooperativas no fueron entidades desarrolladas para resolver los problemas de crisis sociales dentro de los procesos económicos, tenían el objetivo de ser la base de  sostenibilidad en el desarrollo de economías mas igualitarias en países de cualquier signo político, aportando salidas colectivas que hacen al bien común y siempre anhelaron ser instrumentos de responsabilidad social y equidad distributiva entre la membresía, es decir los asociados de las mismas.
Por esto no fueron  hechos casuales pero si encomiables que las cooperativas lograran estructurar un sistema económico que aún funcionando sin fines de lucro en economías de mercado, representen además un modelo que por su práctica democrática no sólo en la conducción empresarial, sino en la distribución de la riqueza, ha demostrado que con su efecto social puede fortalecer de manera integral a los sectores pequeños y medianos de la producción y los servicios, demostrando otra forma de encarar.
Para disimular su condición, la intolerancia fabrica argumentos cuando no los tiene, pero la historia enseña que podrá atrasar el reloj pero no puede impedir que el tiempo avance. Así sea obvio: la historia continúa, no terminó ni terminará en ninguna estación prefabricada.
Estamos transitando una etapa complicada por oportunidades y amenazas que al mismo tiempo nos habilitan y nos exigen que cumplamos nuestro rol activamente como cooperativistas, para que este sector de la economía social no sea utilizado por algunos como una herramienta de explotación o evasión, o al mismo tiempo, que otros lo usen para amortiguar el conflicto social desvirtuando la autogestión autentica y la genuina cooperación.
La confianza es el factor colectivo que representa la columna vertebral en el funcionamiento del quehacer cooperativo, dentro de ese imaginario conceptual no entran nunca como excusas los olvidos ni las casualidades para desvirtuarla; las decisiones que se toman son causales de los efectos que se generan en la cooperativa, aunque se pretenda luego disfrazar los resultados. Axioma que siempre se debe tener en cuenta.
Segundo Camuratti

 

 

 

 

domingo, 18 de enero de 2015

Más sobre cooperativismo


El mundo cambia y el movimiento cooperativo debe hacer todos los esfuerzos por crecer, madurar, incorporar los mejores avances de la ciencia, la tecnología, y el pensamiento social. Pero lo que no puede cambiar en el cooperativismo es esa razón de ser de su existencia que es el asociado, la gente, el pueblo, mientras estos estamentos sociales no mejoren como sociedad, tampoco podra avanzar la cooperación.
Pero el marco territorial donde actúa el movimiento cooperativo, especialmente en nuestro país muy a pesar de que pasan los años, sigue siendo una foto de la realidad vigente, tanto en lo económico como en lo social
Por lo tanto podemos decir que el movimiento cooperativo de nuestros días sigue viviendo una circunstancia implícita, crucial y decisiva de su historia: como nunca, en mas de un siglo y medio de existencia, las entidades de la economía solidaria confrontan su ideario y su gestión cotidiana con fuerzas globalizadas y avasalladoras que persiguen obsesivamente la acumulación de riqueza, el privilegio y el poder absoluto.
Sabemos desde siempre que debemos concientizar a los asociados de  las cooperativas, en el sentido de que estas,  deben ser instrumentos de transformación social, llevando su accionar junto con otros movimientos  que también reivindican la necesidad de modificar el injusto sistema actual individualista por otro más solidario.
Menuda tarea podrá decirse en función de ello, si el encuadre de su funcionamiento no varía: mal se pueden pedir cambios cuando las condiciones siguen siendo las mismas, porque el sector no adquiere la dimensión necesaria para influir en la promoción de esos cambios.
DESDE EL ESTADO, (sí el estado con mayúsculas), no se ponen  en marcha los mecanismos ya legislados, especialmente aquellos que determinan la enseñanza del cooperativismo en las escuelas con la intensidad  curricular necesaria que pueda inducir a inculcar el factor solidario en el imaginario colectivo, será difícil revertir la situación.
Pareciera irreal que los encargados de utilizar las leyes para el progreso social, puedan hacer caso omiso de ellas sin importarle que la demora en ponerlas en práctica contribuyen a agravar las consecuencias de lo que hacen.
No se tiene presente  la importancia de lo que significa la educación cooperativa; no lo estamos diciendo como beneficio inherente al  sector cooperativo; si esto no se tiene en claro desde los factores de gobierno, estos para que están.
La enseñanza del cooperativismo en las escuelas no fue creada exclusivamente para las cooperativas; fue creada para modificar la conducta de la sociedad para torcerle el brazo al individualismo exacerbado, implantado en la historia de los pueblos por las ideologías que hicieron del desunir su trabajo esencial y predilecto, para poder reinar a espaldas de los intereses y los conceptos básicos de la convivencia social.
Esperamos que en el 2015 el acto electoral sea la bisagra que influencie a quienes están en función de gobierno para que  tengan en cuenta que no hay peor gestión que la que no se hace.
Segundo Camuratti

 

jueves, 15 de enero de 2015

Análisis de la cooperación


Terminado el año nos parece interesante volver sobre temas que fueron tratados, tal vez en otra dimensión, pero tratados al fin, sobre la economía social devenida en las entidades sin fines de lucro que representan las cooperativas.
Es por eso que decimos que corresponde interpretar que a la cooperación la  examinamos siempre   desde su presencia y  su esencia subjetiva y por eso al hacerlo, no  ignoramos sus orígenes y la raíz de su nacimiento en una etapa de la historia previa a la aparición del capitalismo.
Preguntarnos si esa raíz tenía injertos del socialismo utópico es lo menos que nos puede asombrar, hay muchos antecedentes sobre el tema que así lo atestiguan valiendo la pena  mencionar a algunos de ellos; tales como su participación  en el movimiento  rochdaleano en 1844.  
En una economía predominante por el avance incipiente del  capitalismo, (el cooperativismo aparece  precisamente como una respuesta a la Revolución Industrial que pretendía llevarse por delante a todo lo que se opusiese a ella), para mejorar la vida de los asalariados en un sistema que comenzaba a mostrar que tendría vocación excluyente, al dar por sobre entendido que no todos los actores podían habitar el escenario económico planteado.
Al exponer de manera explícita la exclusión dejaba en claro que el luchar contra ella debía ser una de las tareas primarias que debía afrontar la cooperación, y con el correr del tiempo fue afirmando la idea que las cooperativas podían ser el brazo mas fuerte en lo económico y  el antídoto para   combatir a la concentración y la exclusión inaugurando la etapa de ser  las únicas entidades que incluían en lugar de excluir.
En la medida que se fue instalando el proceso capitalista en el mundo las cooperativas demostraron su eficacia para ir resolviendo las situaciones generadas por el nuevo sistema llenando los puestos de trabajo dejados vacíos por el vendaval implícito de su influencia.
Por si esto fuera poco, como efecto deseado del mecanismo infernal desatado por ese proceso se instalaron políticas aleatorias que nacieron a su amparo, tales como el liberalismo en primera instancia y recalando mas adelante en su  hijo prodigo que antepuso al nombre la palabra neo.
Todo lo demás es historia reciente y las consecuencias también, porque el nuevo sistema, a través de las privatizaciones y la concentración de empresas cerró el círculo vicioso de la desocupación y por lógica consecuencia aparecieron los excluidos.
La cooperación en esa instancia demostró ser un brazo  fuerte en lo económico y el antídoto para   combatir a la concentración y la exclusión, al ser las únicas entidades que incluían en lugar de excluir, siendo la respuesta adecuada para enfrentar la globalización y el neoliberalismo., definido por muchos como el matrimonio degenerado de los últimos tiempos
Las cooperativas pasaron de ser un mecanismo necesario para resolver los problemas de la sociedad como organizaciones sociales de contenido solidario, a constituirse en entidades que por ser una mezcla de mitad pragmatismo y mitad sueño contribuyen en mucho a sostener la valoración del acto cooperativo y de la actividad de servicio que este tiene como actividad principal, siendo además una vía adecuada para asegurar la paz y garantizar la democracia.
Mucho más podría decirse sobre la cooperación pero es digno de señalar sin embargo que la propuesta de la entidad cooperativa demuestra, que si bien todos los bienes son  intangibles ésta propone algo superior como la propiedad común, eje central de su filosofía humanista.
Segundo Camuratti