martes, 24 de abril de 2012

El hombre solidario

Se suele decir por muchos que se debe lograr una mejor distribución de la riqueza y una mejor calidad de vida, pero esto como pensamiento en sí es abstracto porque la mayoría no se expresa en como y porqué esto no se hace.
Al manifestarse no tienen en cuenta que los medios existen, o lo que es peor no se animan a decirlo, porque las vías conducentes para lograrlo significa intervenir en intereses que, (dentro del actual sistema), aparecen como intocables.
La vía principal debería ser una ley que permita instrumentar a través de una “reforma tributaria” lo que se pregona, orientada ésta en la concepción de quién más gana más tribute pero nadie avanza en ello, a pesar de los distintos y variados encuadres políticos hoy instalados en función legislativa; ni la fragmentación de los diversos sectores de la izquierda como expresión del principismo dogmático en la búsqueda de otro país posible, ni de las derechas vernáculas sosteniendo el “estatus quo” que no es otra cosa que la defensa de sus propios intereses.
La otra vía sí es incumbencia de la sociedad en su conjunto en cuanto a encontrar las salidas a través de organizaciones colectivas que asuman la actividad económica con sentido social: verbigracia, la función cooperativa tanto en lo laboral como en lo empresario.
Para llevar a cabo esto, también el movimiento cooperativo deberá adecuarse para avanzar hacia un estadio superior al conocido hasta el presente en la construcción de un nuevo esquema funcional, proponiendo a los encolumnados en ella a pasar a través de lo local al ámbito global para encarrilar los problemas puntuales del individuo asociado a la cooperativa transformándolos en generales, incursionando en una fase superior que conlleve a resolver no solo el hecho particular de ese individuo, sino que lo incorpore estatutariamente al asociarlo en la búsqueda del cambio cultural en su sistema de vida como acto político, (que también es social), avanzando hacia un modelo distinto de sociedad que permita el nacimiento de un deseo sistemáticamente pregonado pero no alcanzado plenamente: El hombre solidario.
Debemos tener en cuenta que hay algo que es inmanente a la persona humana y que ni la revolución tecnológica ni el adelanto de la ciencia podrá reemplazar por no aportar valores subjetivos; a menos que este enclave logre sustituir en todos los órdenes al individuo transformándolo en un robot: la solidaridad.
Posiblemente para algunas corrientes de opinión de la cooperación esto suene como sacrílego, pero no es así, lo que debemos tener en cuenta es que estamos viviendo problemas diversos dentro de otro modelo de país. A quienes piensen que pretendemos cambiar el sentido de lo que hasta hoy vinimos sosteniendo podemos decirles que pueden quedarse tranquilos. No aspiramos a cambiar la esencia de la cooperación porque respetamos a rajatabla sus principios, es más, los reafirmamos dándoles más amplitud y posibilidades en su manera de actuar ante la realidad emergente para bien de la sociedad.
EL cooperativismo debe contribuir a resolver problemas tales como la salud, la educación, la alimentación, y el esparcimiento de los individuos como garantía de que al asegurar la libertad de su tiempo para pensar, esta le permita reorientar su trabajo imprimiéndole el rasgo utópico de su carácter altruista.
Segundo Camuratti







jueves, 19 de abril de 2012

El tiempo pasa y nada hay concreto


Nos encontramos a solo noventa días de la celebración de un nuevo Día Internacional de la Cooperación en el año designado por la Alianza Cooperativa Internacional como el año Internacional de las cooperativas, es por eso que queremos volver sobre el tema recordando lo que decíamos en octubre del año pasado.
“Las cooperativas son un recordatorio a la comunidad internacional de que es posible perseguir, a la vez, la viabilidad económica y responsabilidad social”
Ban Ki-Moon Secretario General de las Naciones Unidas.
El lanzamiento mundial del Año Internacional de las cooperativas es un evento histórico para el movimiento cooperativo.
El 31 de octubre de 2011 será un día especial para los cooperativistas del mundo entero. Con el lanzamiento oficial del Año Internacional de las Cooperativas los y las cooperativistas tendremos una nueva plataforma para transmitir un mensaje muy conciso y significativo: “las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor”. Tras esta instancia, una nueva audiencia podrá comenzar a comprender lo que el movimiento cooperativo sabe hace tanto tiempo; que es un instrumento que mejora la calidad de vida de las personas en los más diversos puntos del planeta.
Día a día, mes a mes y año tras año lo venimos repitiendo esto con insistencia y con distintos conceptos, pero con el mismo significado desde las columnas de Sentido Solidario con el fin de hacer conciencia, (no de bajar línea), de la bondades de la cooperación para ubicar al individuo común en un camino claro y consistente para emancipar a ese individuo de los prejuicios que ciertos regimenes económicos y/o políticos que quieren absorberlos con mecanismos propios de otros tiempos para usarlos y mantenerlos esclavizados a su antojo disfrutando ellos la plusvalía de su trabajo.
Sin embargo, a pesar de su envergadura todavía no es tenido en cuenta como corresponde por el sector político en general, (salvo algunas excepciones) para favorecer su desarrollo y poder así aumentar su gestión dentro de la economía social para bien del país.
Es de esperar que en el Año Internacional de las Cooperativas el movimiento cooperativo contribuya con sus actos evocativos a alertar sobre la realidad que mantienen dentro de la economía social para que sean tenida más en cuenta al ser alentada a ocupar el espacio que le corresponde por los méritos obtenidos hasta el presente.
Queremos recordar y alertar sobre esto porque el año internacional de las cooperativas ha adquirido en el mundo destacada promoción por las actividades que se de realizan en la difusión del tema y en la puesta en escena, celebratorias por un lado y demostrativas por el otro de la incidencia del cooperativismo en el mundo.
En nuestro país entendíamos que acompañaríamos ese proceso con la misma intensidad pero esto no se está haciendo con la vehemencia que se debería haber hecho, tal es así que el mismo Director Regional de la ACI Americas Manuel Mariño lamentaba el atraso en nuestro país de poner en sintonía las actividades difusoras del acontecimiento, y según el “vemos un poco de rezago en eso”, refiriéndose a la planificación de las acciones que aún no se conocen cuales son.
Esto no habla bien de los dirigentes cooperativistas argentinos; hasta ahora solo se conoce que el Congreso Argentino de las Cooperativas, una de las actividades a realizarse tal cual parece que se denominó en nuestro país, se habría de realizar los días 6 y 7 de setiembre en la ciudad de Rosario sin conocerse aún en que lugar se a de realizar.
Como se podrá entender pareciera poco seria la actitud tomada hasta el presente porque un acontecimiento de tamaña connotación programado por la Alianza Cooperativa Internacional en el año pasado, como el Año Internacional de las Cooperativas, no haya sido tomado con el fervor que demanda la tarea de trabajar por el bien del cooperativismo en nuestro país.
Segundo Camuratti

lunes, 16 de abril de 2012

Volver en el tiempo 3ra. Parte

En distintos momentos de la historia la carencia de factores sustentables para el individuo común generados por los sistemas vigentes, especialmente los económicos, obligó ese individuo a buscar caminos diferentes para hacerlo. Uno de ellos fue organizarse utilizando el derecho de asociarse con fines útiles como alternativa válida para resolver esos problemas.

Por ese motivo la integración de las personas se dio con un fin específico: constituirse en miembro de un grupo humano con la intención, en la mayoría de los casos para resolver sus necesidades económicas a través de una asociación colectiva que dio en llamarse cooperativa, adquiriendo allí la calidad de participante de una entidad, no de cooperativista.

Pero la instalación conveniente de esos proyectos no puede realizarse exclusivamente con buenas intenciones, deseos ó el acuciamiento de la necesidad; para que ciertamente funcione la entidad cooperativa se necesita organizarla dentro de los cánones fijados por la sociedad como emprendimiento sostenible de origen social. Para lograrlo hacía falta conocimientos y eso solo abría de conseguirse invirtiendo la ecuación propia a través de la formación del individuo orientándolo con el fin específico incorporando la educación, en este caso la cooperativa.

Esta lo llevó a ir asumiendo en los principios cooperativos la experiencia para pensar y actuar colectivamente, evaluando sus acciones y asociándolas en sintonía al marco incuestionable que fijan esos preceptos; al hacerse cargo de estos conocimientos puede decirse que ese componente de la entidad cooperativa recién comienza a adquirir la formación necesaria para llegar a convertirse en un cooperativista; por eso decimos “que no nace, se hace”.

La reformulación de los principios cooperativos dados en el Congreso Centenario de la Alianza Cooperativa Internacional realizado en Manchester en el año 1995 amplía su acepción, adecuando los mismos a una concepción más subjetiva de las necesidades de los cooperadores, haciendo centro en las exigencias del individuo y la sociedad en el contexto del mundo actual.

1) Libre membresía; 2) Democracia cooperativa -un hombre, un voto-; 3) Participación económica de todos los asociados y justicia distributiva; 4) Autonomía e independencia de toda ingerencia política; 5) Educación, información y capacitación; 6) Integración de la cooperación entre cooperativas y; 7) Compromiso e interés con la comunidad.

Podríamos decir que el marco conceptual de estos nuevos principios rompe con el paradigma individualista del mundo moderno porque hace centro con todos sus efectos, tanto en el asociado como en la sociedad, llevando una nueva manera de actuar al campo colectivo de la cooperación.

Adoptar este pensamiento modifica el aspecto cultural del individuo inculcando en él, con más razón que nunca, el sentir solidario del acto cooperativo y estos principios definen por su importancia algo así como una refundación del pensamiento de la Alianza Cooperativa Internacional porque contribuyen con ello a convertirlo en una concepción distinta al vínculo de la empresa, con el sector social de la humanidad.

Hasta ahora hablamos de la incidencia de la educación en el asociado de una entidad cooperativa para que cumpla su función de adherente a un sistema sin fines de lucro en el papel de obtener los diversos servicios que esta presta; pero las cooperativas en su organización constitutiva tienen un estatuto y de acuerdo a ellos deben ser regidas por un consejo de administración salido de las filas de los asociados, que tienen que cumplir en la práctica con la administración de la entidad, colectivamente, en la función para lo cual se los designen y por lo tanto serán los encargados de la gestión de la misma.

Esos consejeros habrán de capacitarse para cumplir su gestión y para su formación, si es que no la tienen, es muy probable que necesiten adquirir conocimientos administrativos propios de la empresa a asumir que deben estar en consonancia con la esencia de la propiedad cooperativa; es dable admitir que esa capacitación debe provenir indefectiblemente a través de la educación cooperativa orientada con esos fines.

Segundo Camuratti

miércoles, 4 de abril de 2012

Volver en el tiempo 2da. Parte

Mencionamos anteriormente sobre las distintas corrientes, para mejor decir ideológicas que existen dentro del universo cooperativo, y por lo tanto no habremos de identificarlas como entes de pensamiento uniforme que si bien son respetables todas, no pueden conformar un universo único.

Por otra parte sería un error pretender en un mundo unipolar hoy, que la educación cooperativa constituya un andamiaje que trascienda el objeto social de la corriente que lo impulsa generalizando criterios.

En tanto el movimiento cooperativo continúe tal cual funciona actualmente predicando la integración y esta sea solo informal, lo primero y preferible que se puede aplicar para difundirla es una educación cooperativa que conlleve en la práctica, como hecho ineludible e inexcusable, los principios rectores que le dieron vida a la cooperación en su origen priorizando la integración cooperativa.

Lo secundario pero que no le va en zaga por la importancia que tiene, es el rol que debieran asumir en el quehacer político sus dirigentes por lo complementario que esto significa; pero este es un tema del que nos ocuparemos más adelante.

La esencia del problema educativo transita por andariveles internos y externos de la identidad cooperativa, partiendo desde la base del sector social y terminando dentro del sector público.

Desde lo interno corresponde considerar la ventaja, si bien es repetitivo el mensaje, de lo que significa obrar en conjunto por la propia voluntad de los interesados ayudándose los unos a los otros, es decir cooperando para obtener mejores resultados por el accionar colectivo, mas que a través del esfuerzo individual.

Para poder introducir la idea de actuar así en la gente, ésta debe saber porque tiene que cooperar y como hacerlo adecuadamente; es aquí donde debe aparecer la ecuación de la educación cooperativa y por lo tanto, este es el principio sustancial y requisito fundamental para aplicarla.

Aunque pueda aparecer como elemento preconcebido y natural, en la práctica no está demostrado de manera evidente que esto, por entenderse cosa común se de así en todas partes.

Aquí debemos considerar los distintos enfoques que se dan dentro del movimiento cooperativo sobre como debería desarrollarse la educación cooperativa teniendo en cuenta el como y el porque en los factores orientativos de la línea programática que asume la función de la entidad cooperativa, y si ella es la que se corresponde.

Hemos sostenido con argumentos precisos el doble carácter que debe asumir la identidad de la cooperativa, ser una “empresa eficiente con contenido social” explicando con esto el cómo y el porqué; lo decimos con claridad para que se entienda que la educación cooperativa debe ser sostenida apuntalando esta concepción con equidad y sin desvíos.

Pueden existir y esta probado que así sea, el motivo de producir en distintas circunstancias una afectación en la enseñanza de la educación cooperativa valorando excesivamente al como sin preocuparse del porqué.

Es decir, el espíritu de la enseñanza se concentra principalmente en el concepto administrativo de la empresa cooperativa en lo técnico y económico ha modo de objeto principal, (el “como”) lo que no es malo, pero deja de lado el educar de manera eficiente el sentido real del movimiento cooperativo como instrumento de transformación en la manera de pensar del sujeto que la integra para mejorar su condición de vida, (el “porqué”) lo que es lo mejor.

Esta manera de encarar la educación promueve un desacople específico y perfecto en la ignorancia del doble carácter con que definimos el funcionamiento de la entidad cooperativa, de debe ser: “empresa eficiente con contenido social”.

Segundo Camuratti