jueves, 7 de mayo de 2015

Siempre cooperativismo


Plantear que las cooperativas son  el brazo más fuerte  que con solidaridad en lo económico y lo social en lo humano es   el verdadero hecho que sirve como antídoto para   combatir  la concentración y la exclusión  es una razón absoluta y  además es una consigna valedera del mundo de hoy porque es la regla de oro al ser   entidades que incluyen en lugar de excluir en pleno siglo  XXl, y  encolumnan  los hechos comunes que rodean  los ángulos  salientes de la utopía.
Al observar que hoy en día, a raíz de los procesos de privatizaciones originados por la influencia de las políticas neoliberales que azotaron a muchos países llenando las calles de excluidos, supieron imponer su influencia para revertir las situaciones en etapas difíciles de la sociedad;  es por eso que la sociedad debe tener conciencia y considerar que las tareas que desarrollan las cooperativas como organizaciones  sociales,  pueden garantizar la vigencia  de una democracia  coherente y participativa a través de sus principios rectores.
Teniendo en cuenta que la cooperación en su momento fue la respuesta a la Revolución Industrial, excluyente por esencia,  ahora deben seguir siendo  la respuesta al neoliberalismo y la globalización, que algunos cooperadores definieron sin ninguna duda como  el matrimonio degenerado de las últimas décadas, por ser también  ejemplo de exclusión.
En las actuales circunstancias las cooperativas deben ser los agentes que convaliden y aseguren la vigencia de la paz y el trabajo, porque las mismas son una mezcla de mitad pragmatismo y mitad sueño y por lo tanto contribuyen a servir en  defensa de esa economía  solidaria garantizando la armonía para construir un mundo mejor.
En lo que corresponde a la cooperación  podemos examinarla  desde su presencia y de su esencia subjetiva por eso para hacerlo no debemos ignorar sus orígenes y la raíz de su nacimiento en una etapa de la historia previa a la aparición del capitalismo.
Para aquellos que hicieron la valoración del acto cooperativo y de la actividad de servicio que este tiene como actividad principal, podría ser un sacrilegio que alguien tratase de ubicarlo en la confrontación de ideas a un sistema, el capitalismo, dentro del cual en muchas situaciones y lugares logra funcionar; pero jamás  podrá anteponer el egoísmo individualista clasista, al acto solidario de la cooperación.
Preguntarnos si esa raíz tenía injertos del socialismo utópico es lo menos que nos puede asombrar, hay muchos antecedentes sobre el tema que así lo atestiguan, vale la pena mencionar algunos de ellos demostrativos de esa realidad; socialistas utópicos participaron del núcleo de las  28 personas que luego  se dio en llamar “Los Equitativos Pioneros de Rochadle”.    
Sin embargo la propuesta de la entidad cooperativa acepta que si bien todos los bienes son  intangibles, sigue proponiendo la propiedad común de las entidades como eje central de su filosofía humanista.
Segundo Camuratti

 

 

 

 

 

 

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