miércoles, 31 de julio de 2013

El significado de la solidaridad


Entendemos que siempre es el momento adecuado para recordar el significado cuando ponemos bajo el rotulo del mensaje el sentir solidario con que estamos escribiendo estos mensajes, haciendo conocer opiniones personales con planteos que pueden ser discutibles en toda instancia y dimensión, pero sin perder de vista el análisis del elemento subjetivo.
Hoy más que nunca se hace necesario insistir y trabajar en la difusión de las ideas, para lograr que estas se constituyan en el baluarte y el aporte del pensamiento del imaginario colectivo en el esclarecimiento sobre que modelo debe incorporar la sociedad para establecer el equilibrio social.
Debemos instalar en la conciencia la esencia de que los sectores populares sean quienes lideren los movimientos sociales –siempre los más que menos tienen- con instrumentos de transformación, es decir las ideas, reivindicando el hecho de asumir la modificación del actual sistema injusto y carente de equidad en la distribución de la riqueza por otro más solidario.
Para disimular su condición la intolerancia de los que niegan la transformación fabrica argumentos cuando no los tiene para sostener al modelo, pero la historia enseña que se podrá atrasar el reloj pero no se puede impedir que el tiempo avance.
Los cooperadores no podemos de ninguna manera, aceptar esta realidad con resignación, como una fatalidad de la naturaleza.
Se debe tener en claro algo que es inherente a la persona humana y que ni la revolución tecnológica ni el adelanto de la ciencia podrá reemplazar, a menos que este avance logre sustituir en todos los ordenes al individuo   transformándolo en un robot; la solidaridad.
Damos por descontado que el sujeto solidario al cual nos referimos trasciende el acto cooperativo – ya de por si incluido- ingresando dentro del quehacer de los individuos en su comportamiento de la sociedad donde habita.
Para hacerlo más sencillo de comprender diríamos que debemos tener en cuenta que la solidaridad no es caridad, porque es muy frecuente comprobar que se confunden estas cualidades como sinónimos.
La solidaridad se encuadra en una acción recíproca, es dar para recibir, como un hecho propio del sentimiento humano tanto en lo material como en lo social.
De la misma manera deducimos también que el trabajo, -elemento esencial en la producción de riqueza- es producto social. Por lo tanto desde  distintas esferas  y en múltiples   actividades diferentes, todos trabajamos para el producto social.
Este producto social después va teniendo propietarios que se quedan con él y otros que se quedan sin nada, siendo estos últimos  quienes luego de toda una vida de trabajo, están en un alto porcentaje con su jubilación por debajo de la línea de la pobreza junto a los restantes convertidos en indigentes o marginales, siendo éste el fenómeno más saliente de nuestra época.
Siempre a sido así en la vigencia del capitalismo, pero ahora el drama es más conmovedor que nunca, siguen faltando políticas que lleven a la reinserción social de todos los excluidos aceleradamente, porque el patrón distributivo de la riqueza instalado actualmente esta divorciado de la equidad.
Para que esto se de así solo hay un responsable, el estado, porque no interviene como debe en la economía a través de leyes y mecanismos regulatorios, que deberían ser también equitativos, que permitan constituirse en el eje principal en la producción y la distribución de la riqueza.
La equidad en todos los órdenes de la vida de un país es el único argumento que nos puede llevar a incorporar la solidaridad dentro de la sociedad para lograr salidas concretas y verdaderas en la actual situación, por eso decimos; “Sin solidaridad no hay futuro”.

Segundo Camuratti

 

 

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