domingo, 15 de marzo de 2015

La verdad de una mentira

La mayoría de las veces hablar sobre cooperativismo genera escozor dentro de los cooperadores al escuchar la palabra política; dentro de la economía social parecería una rémora abstracta después que se hiciera la inversión de la prueba, aboliendo el clásico de antaño en los libros: la economía siempre estuvo atada a lo político  y siempre fue así, aun ahora muchos cooperadores en pleno siglo 21 , no consiguen discernir lo que es política como acepción gramática confundiéndola como partidismo electoral.
Ese aforismo baladí contribuye a degradar las  cosas al nivel suficiente de confundir la palabra atada al verbo haciendo equivocar el mensaje, mezclando los tantos para generar la modificación de enredar el pensamiento de lp que se quiere interpretar.
Eso que decimos parece ahora una nimiedad pero significo atrasar el reloj durante medio siglo que afecto a los cooperadores, porque freno a infinidad de personas bien intencionadas para participar en la dirección de cooperativas por estar afiliadas a un partido político.
Esa auto discriminación de lo ideológico para actividades de servicios de tareas económicas sociales debilito fuertemente y alejó, a sectores importantes de cooperadores militantes que no atinaron a participar ni articular colaborando en la conducción de entidades cooperativas.
Igual que hacer mutis por el foro se diluyo la efervescencia para participar en la contienda de la acción cooperativa que cumplió muchos años de abstinencia encuadrada en el presagio de aquello que mal nace mal acaba.
Felizmente todo se fue restableciendo pero el cimbronazo apagó la antorcha de lo que fue el fuego inicial y postergando años y años lo que se dio en llamar el puntapié inicial.
Casi siempre en nuestro país el movimiento cooperativo por diversas causas, tuvo encontronazos institucionales pretendiendo bajarlo del pedestal que  estaba instalado y que se merecía por su quehacer en la sociedad.
Como extraña paradora pareciera que el nacimiento de la actividad quedo inmersa en su esencia, porque el paso del tiempo por acción u omisión siempre mantuvo rispidez  por una cosa u otra, pero el movimiento supo adecuarse pero hasta ahora jamás  se adapto a los vaivenes, de los cambios sistemáticos a que lo quisieron llevar en muchas oportunidades los fariseos de la economía de mercado.
Segundo Camuratti

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