miércoles, 4 de febrero de 2015

Enhebrando el hilo de la historia 1° Parte


La mayoría de las veces hablar sobre cooperativismo genera escozor dentro de los cooperadores al escuchar la palabra política; dentro de la economía social parecería una rémora abstracta después que se hiciera la inversión de la prueba, aboliendo el clásico de antaño en los libros: la economía estuvo atada a lo político  y siempre fue así, aun ahora muchos cooperadores en pleno siglo 21  no consiguen discernir lo que es política como clara acepción gramática confundiéndola como partidismo electoral.
Ese aforismo baladí contribuye a degradar las  cosas al nivel suficiente de confundir la palabra atada al verbo haciendo equivocar el mensaje, mezclando los tantos para generar la modificación de enredar el pensamiento de lo que se quiere decir para que luego no se sepa interpretar.
En un país complicado donde la cooperación se arrastra tras la consecuencias de tradiciones no orgánicas traídas desde otras idiosincrasias venidas de lo extranjero; aun no a podido elaborar su propio modelo dentro de la solidaridad y la economía social asociativa, es decir un cooperativismo argentino que responda a principios nacionales y auténticos organizado como empresa con sentido social  conjugada con la ayuda mutua; enfrentada al monopolio concentrado para resolver problemas económicos y sociales, con gobierno y propiedad propios  manejado por ellos mismos.
El enredo dicotómico del enlace de variables non sanctas empujando el carrusel de la connivencia, muchas veces a incurrido en los desfasajes comunes i/o especiales del vaivén que mesen las corrientes populares y políticas, que pretenden manejar al colectivo imaginario sin dejarlo participar como integrantes de la pléyade activa de los intereses populares.
Todo tiene su historia y toda historia tiene sus influencias: sociales algunas, políticas otras  y porque no militares hay que decirlo también, a través de los pronunciamientos militares en algunas cirscuntancias graves contra la constitución nacional.
Pero en la instancia inicial de la ley cooperativa del país desde entrada comenzó a tallar fuerte lo cultural a través de los principios, porque aquello de la independencia política y religiosa en la primera época legal actuó sin entenderse posiblemente por fuera de lugar y de control: mientras lo religioso se resolvió sin obstáculos por  la diversidad ideológica de las religiones, en  lo político se castro la palabra anulando al individuo como persona; quien participaba en la dirección de una  cooperativa no podía participar en política como persona por reflejo virtual sin tener en cuenta lo real; aun hoy hay resabios culturales sobre el tema en personas de edad avanzada.
El no conocer el origen sobre como viene el proceso tampoco se avanza con claridad hacia donde se va, vieja historia de los pueblos nuevos y de las deficiencias legales  que priorizaron lo económico ante lo social, haciendo caso omiso de la subjetividad que representa el ser humano como persona.
Se tomo la palabra independencia como integración de un todo sin discernir lo que  era prescíndente de lo que era permitido, craso error que llevo años de discusión que atraso el avance de los conceptos cooperativos, al no entender el verbo.
No integrados a los nuevos acontecimientos económicos y sociales incorporados en la cooperación y sin hacer distinción de los verbos que le daban vida, fue fácil confundir la crema con la nata; lo objetivo y subjetivo en su accionar individual no fueron tenidos en cuenta y en muchas oportunidades se confundieron el uno con el otro y lo subjetivo, en este caso el asociado de la cooperativa como persona cayo victima de la política que, al encasillarlo como independencia real lo aparto al casillero de lo no individual  dejándolo fuera de combate.
El que pretenda actuar en política no puede ser dirigente de una cooperativa fue la consigna virtual y por lo tal no escrita, que se   transformo en el hecho inercial de una historia implantada por un error del contexto de una gramática que duró medio siglo.
Segundo Camuratti                                                       (Sigue)

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