Dentro del cooperativismo no existe la necesidad primaria de inventar
nada nuevo; todo pasa por perfeccionar y desarrollar los elementos conducentes
a cambiar el carácter pertinente, para colaborar e introducir la realidad del
sentido de pertenencia en lo global a partir de la conciencia, para mejorar el
andamiaje que lo consagre como elemento indispensable para consolidar el
progreso y el crecimiento del factor solidario, como vía esencial para modificar el sistema social imperante y la calidad de
vida del individuo.
No cabe ninguna duda que para completar una idea lo primario pasa en
bucear sobre la génesis o la matriz de ese concepto, analizando que es lo se
busca al pretender incursionar en otros niveles, mejorando la red conducente que afiance los
resultados que deben acompañar al proceso reivindicativo inicial.
Pero debemos ser concientes que desarrollar un proceso o ampliar la
actividad del mismo no es una formula mágica que se ajusta por un método mecánico
lineal, porque los actores del programa
cubren un amplio universo que concentra las más innumerable expectativas y
ajustes que están involucrados por dos elementos fundamentales; los derechos humanos
del individuo y la economía como soporte intangible de la subsistencia.
Partiendo del ensamble de la actividad colectora de los emprendimientos
cooperativos y pasando por ese homogéneo pensamiento, encolumnado dentro los principios
concretos de la educación cooperativa constituidos como fuerza real y motor
generador de energía solidaria.
Para unir con sólidos eslabones el sentido de pertenencia y el acto solidario
de la cooperación, se hace indispensable
incorporar en la instrucción del individuo la versión cooperativa en el ámbito
global del derecho institucional, para
que la educación publica y gratuita sirva para encausar el precepto ideal del dar para recibir; expresado en el
camino de ida para extender la mano del servicio, y luego recoger la ayuda mutua de los frutos de la huella
abierta como vuelta de ese hecho reciproco.
Ese basamento debe ser el medio más adecuado para transitar la
metamorfosis social incorporando un modelo de economía superior con sentido
armónico, que signifique un freno para
los tabúes provocados por el capitalismo economicista generado por el avance
del dinero por sobre el hombre, pretendiendo
marcar los parámetros históricos del
comportamiento humano.
Poner las cosas en su lugar es el paso primordial para encauzar una metodología
diferente ,que acumule la energía
subjetiva que permita modificar el
entramado social, para instaurar un patrón de gestión cooperativo que alimente a
la sociedad con una distribución de la riqueza distinta y con mayor equidad.
Segundo Camuratti
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