“El federalismo como instrumento ejecutor del agente
colectivo; la aceptación “sine qua non” de la diversidad ideológica en sus
núcleos de dirección como organismos prácticos de convivencia institucional, y
la integración horizontal de las cooperativas entre sus distintas ramas,
permitiendo la sinergia que facilite el desarrollo conjunto de servicios que se
ajusten no solo a las necesidades locales sino también al fomento regional,
construyendo un sistema transversal cooperativo que conservando su pureza
doctrinaria colabore en la solución de problemas, que por su importancia,
trascienda a la posibilidad de alguna cooperativa en particular como tema
especifico”.
Este párrafo extraído del blog anterior plantea
desarrollar el tema y fundamentar el porque de la integración horizontal de las
cooperativas para un trabajo conjunto de cooperativas que trascienda como el elemento fundamental de la integración
del movimiento cooperativo argentino.
No pretendemos ser solo los interesados en plantear
este tema: si se bucea en las declaraciones de la Alianza Cooperativa
Internacional que expone las dificultades del
movimiento cooperativo internacional cuando propone la integración de
las cooperativas, vamos a darnos cuenta fehaciente
de las falencias de los movimientos cooperativos de muchos países para lograr
la integración de las distintas ramas cooperativas, y allí se puede encontrar
el quid de la cuestión.
El movimiento cooperativo de un país que adhiere a la Alianza Cooperativa
Internacional, no debe ser un ente
amorfo en el concepto de integración cooperativa cuando ésta lo incluye ex
profeso dentro de los lineamientos estructurales de los principios cooperativos.
Por lo tanto debieran programarse códigos de
convivencia en la llamada integración que no deben concursar con competencias asimilables a las
economías de mercado en el desarrollo del país, como cosa primordial en la
generación de políticas solidarias de desarrollo equitativo del mismo, principalmente
en los sectores de la producción y los servicios.
La batalla principal no esta programada y hacerlo debería
ser la decisión del conjunto de ese movimiento para llevarla adelante en toda
su dimensión trasformándola en la batalla cultural, es decir de las ideas,(de
la cual se habla mucho pero nadie encara), no se arreglan las cosas con
los discursos bien o mal intencionados entre el estado-movimiento cooperativo o
viceversa, cuando se debe tomar el toro por las astas; si hay en los estrados
legislativos que gobiernan un cortejo de militantes que comulgan o dicen
comulgar con el cooperativismo, ellos son los únicos y auténticos responsables
de la situación actual para asumir la tarea colectiva de encauzar el movimiento
dentro de una legislación que la contenga y le de valor sustantivo.
El cooperativismo en la Republica Argentina ,
hace muchos años que tiene mayoría de edad y carta ciudadana para pisar fuerte
en todos los escaños políticos del andamiaje legislativo, porque la actitud
solidaria de un movimiento inclusivo de la sociedad no puede ni debe depender,
ni ser complemento, de las leyes de la economía de mercado del mundo capitalista,
quien no lo interprete así no puede ser un representante ideal ni real del
movimiento cooperativo.
Si esto no se entiende estarían revistando en el
correveidile de la comparsa nefasta, del decir pero el no hacer del mitómano
falseando la realidad para no cambiarla.
Ampliar el espectro cooperativo no es fraccionarlo
sino integrarlo con objetivos claros y precisos en las posibilidades
autenticas, de un movimiento social que incursiona en la faz económica para dar posibilidades al participar
como motor de desarrollo en el proceso que lleve a modificar estructuras sociales.
Las cooperativas no pueden adaptarse al escenario
capitalista en su condición sine qua non, sino adecuarse para actuar en el con sus propios principios trabajando para
modificar la realidad, porque si no nunca podrán ejercer plenamente su vocación
solidaria y colectiva. (sigue)
Segundo
Camuratti
No hay comentarios:
Publicar un comentario