lunes, 5 de marzo de 2012

Día Internacional de la mujer

El 8 de marzo marca un día más en la conmemoración del Día Internacional de la mujer, el homenaje justo y siempre merecido por ellas y que conlleva la necesidad de volver a repetir, reflexiones críticas y autocríticas, sobre la participación de la mujer en la sociedad, y en nuestro caso especialmente en las cooperativas.

Es común escuchar en nuestros días la reivindicación de la igualdad de derechos entre los géneros. Sin embargo, todos sabemos de las inequidades de la vida cotidiana, y créase que no, hace falta recurrir a la crónica periodística que recoge asiduamente, los abusos que se cometen contra las mujeres en distinto tiempos y en todas partes del mundo.

A propósito de ello, podemos mencionarles el fuerte vínculo que existe entre las mujeres luchadoras por sus derechos y los antecedentes cooperativos, no solo de género sino que fueron por demandas de una mejor calidad de vida y de trabajo.

Eran batallas sostenidas en forma contemporánea al nacimiento y desarrollo de las entidades solidarias.

Es que las cooperativas, también surgieron para intentar la construcción de otra sociedad en oposición a la explotación capitalista. Se proponían una organización económica no lucrativa basada en la cooperación y la solidaridad.

Nos animamos a señalar sin temor a equivocarnos que la lucha de las mujeres desde siempre, se hermana con los propósitos de las cooperativas actuales, que buscan a través de la cooperación desarrollar proyectos que en definitiva bregan por la transformación con inclusión social.

Siendo un país potencialmente rico, es el país donde más ha crecido la desigualdad de genero en la región. Los pobres son el 25 % de la población y las mujeres constituyen parte sustancial de ese estigma y problema en nuestra sociedad.

Si bien es cierto que no es solo un tema económico, puesto que la discriminación y los abusos sufridos por las mujeres se expresan también en otros planos. Existe una vulnerabilidad permanente de los derechos de las mujeres.

La violencia familiar es quizá el tema más indignante y no el más visible, por el temor a poner en evidencia esa y otras formas de violación que rozan los derechos humanos.

Las políticas que se implantan no siempre reúnen las aptitudes requeridas para desempeño de la función y mucho menos aparece vinculado a las necesidades y aspiraciones de la lucha de las mujeres populares, de esas mujeres que luchan y bregan por otro mundo posible para ellas. Podemos afirmar que es un problema cultural y que resulta muy difícil modificar, pero que es imprescindible terminar con el.

Pero veamos que ocurre en nuestro ámbito. El movimiento cooperativo, siempre se pronunció por la más amplia participación de la mujer pero además, y más allá de manifestaciones y discursos, la realidad es que la participación de las mujeres es escasa.

Pero debemos entender que es el propio movimiento quien debe ser el encargado de superar los desafíos teniendo como premisa, que se debe apuntar a consolidar las relaciones y la equidad entre los géneros a todo nivel en el ámbito de las entidades cooperativas, dejando en claro que muchas veces se debe convencer a los hombres que por machismo dificultan la integración, por lo tanto todo debe ser un proceso de voluntad explícita de cambio cultural.

Vaya entonces en este día un cálido homenaje para las mujeres del mundo que en todos los ámbitos trabajan por una vida mejor, y en función de ello, aprovechar esta ocasión para convocar a las mujeres cooperativistas, a continuar su brega por una mayor participación integral en las entidades cooperativas, y a los hombres, decirles que deben contribuir a favorecer decididamente ese proceso. Marchemos juntos detrás de ese objetivo.

Segundo Camuratti

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